TRES DE PENTÁCULOS



Ahí ven el TRES DE PENTÁCULOS (o Discos u Oros) del tarot diseñado por Arthur Edward Waite y dibujado por Pamela Colman-Smith. En el libro "La clave pictórica del tarot" escrito por el propio Waite, se asegura que hay un escultor (a la izquierda) trabajando en un monasterio bajo la mirada atenta de un maestro y un monje. Waite escribe que la idea que debe transmitir esta carta es la de trabajo bien hecho, poner a prueba las cualidades y destrezas aprendidas con el fin de hacer un buen trabajo.

En un plano puramente simbólico, los Arcos que ocupan el fondo del naipe hablan de la victoria perdurable del esfuerzo físico y mental sobre la pesadez material, es decir, el esfuerzo personal proporcionará frutos frente a la solidez y falta de humanidad de la materia. El negro, en alquimia, es el primer paso en la secuencia negro-blanco-rojo-oro, el nivel más bajo del espíritu humano, en donde se encierran las pasiones y el instinto primitivo (nuestro cerebro de anfibio original). El Arco entonces adquiere el sentido de estilización y realza el dinamismo de la ascensión.

La cuculla o capa con capuchón (llamada también cogulla o almacela: palabras que nadie usa pero que son bellas, a qué negarlo) que lleva el personaje de la derecha, es una vestimenta muy corriente en la Galia románica. Sigfrido o el dios irlandés Dagdá llevan esta prenda asociada, en general, a la invisibilidad. Está muy difundida la idea, en la cultura occidental, de asociar la cuculla con genios, duendes, héroes, demonios y brujos. Para Jung, esta prenda simboliza la esfera más elevada, el mundo celeste, lo mismo que la bóveda o la campana. Encapucharse la cabeza es, simbólicamente, volverse invisible, desaparecer, morir. Algunos intérpretes (Eliade, Kerenyi) asocian este tipo de capucha puntiaguda con un símbolo fálico. El color rojo reforzaría ese simbolismo. De donde se puede interpretar que el hombre encapuchado es el Maestro en un sentido amplio: lo que se sabe, lo que se ha aprendido, las cualidades intrínsecas del individuo, su habilidad, su voluntad, su carácter, cualidades invisibles. El monje, dado que es el habitante natural del convento en el que trabaja el escultor, simbolizaría la ética, los principios morales que deben guiar el trabajo.

En una interpretación de primer nivel esta carta se podría llamar Labor o Laboriosidad (no confundir con trabajo. Para ellos recomiendo la lectura de "La Naturaleza Humana" de Hannah Arendt que lo explica cientos de veces mejor que yo). Aprovechando nuestros conocimientos, nuestras habilidades, nuestra voluntad, aferrados a principios morales de rectitud y actuando con decisión podremos alcanzar fines más elevados, dominar nuestros instintos y trabajar para obtener algo bello (sea formar una familia, mantener amistades, iniciar una empresa, conseguir un trabajo). Es una carta de Voluntad, es decir, supone poner en práctica todo eso que sólo sabemos por conocimiento teórico (ideas preconcebidas sobre lo que es una pareja perfecta, un matrimonio perfecto, unos amigos perfectos) y que nos obligan a una reformulación en el proceso general de la vida (de ahí el negro del fondo).


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