EL ERMITAÑO en KETHER (Tríada de las Raíces)

El Ermitaño del Tarot D'ARGOLANCE


¿Qué tipo de Voluntad o que impulsa a la acción al Ermitaño? ¿Qué sentido alegórico tiene la aparición de este Arcano en la posición 1 de la tirada de la Triada de las Raices o del Arbol de la Vida? ¿Qué puede o no hacer el Ermitaño?

La Voluntad del Ermitaño se guía por la Lucidez, esto es, la facilidad para determinar la verdadera realidad de las cosas más allá del mundo irreal de las apariencias y que llamamos "Realidad". El Ermitaño actúa, siguiendo a Zygmun Baumann, de forma líquida en un mundo líquido. Ya no hay verdades inmutables y lo que hasta ahora se ha conseguido es claramente insatisfactorio. Un acontecimiento (sobrevivir a un accidente o una enfermedad, la muerte de un ser amado, la marabunta que devora la plantación de caucho en la que se han invertido años...) provoca una catarsis, una crisis existencial en el consultante, algo que podríamos llamar Revelación o Iluminación y que no es más que lucidez.

No persigue la fama sino la inmortalidad, pero no personal, sino a través de un legado que pueda ser aprovechado por el Universo, entendiendo por tal el universo personal del consultante, su mundo (ciudad, barrio, conocidos, amigos, etcétera). La filantropía impulsa su acción. Desear tener hijos o participar activamente en la educación de los hijos forma parte de catálogo de acciones que puede emprender El Ermitaño.

El Ermitaño ha alcanzado un punto de relativismo moral que le hace dudar de sus propias creencias. Ha sufrido una catarsis, un desajuste entre lo invertido y lo obtenido tan grande que pone a prueba sus propios principios morales. Juzga con benevolencia, es consciente de que sin alma, sin un componente emocional y espiritual, es imposible ser feliz o alcanzar cierto grado de felicidad. La búsqueda constante de la armonía y la paz, de la comunicación, son claves en el hacer del Ermitaño.

El Ermitaño hace suya una frase de John Pierpont Morgan (ya saben, el fundador de la Banca JP Morgan): "Si mueres con dinero o propiedades puedes estar seguro de que has desperdiciado tu vida". El Ermitaño, en su proceso catártico, actúa en pos de cierto grado de verdad íntima que le permita alcanzar cierta gloria. El Ego, esa bomba de relojería que se alimenta de vanidad, ya no ocupa más que un lugar periférico.

La búsqueda del bien común les hace actuar con corrección, pero ya no aceptan lo inaceptable de buen grado: es un proceso de empoderamiento, de aceptación del papel de uno mismo en el universo. Los dogmas morales entran en cuestión así que no es Lo Bueno lo que impulsa al Ermitaño a actuar, sino Lo Correcto (Asimov: "No permitas que tu moral te impida hacer lo correcto").

El Ermitaño aprende a fluir con la vida, aceptando que el tiempo pone a cada cosa en su lugar y lo que hoy es de una gravedad insoportable, mañana no será más que una anécdota que podrá contar a sus nietos. Este fluir incluye la humildad (aceptar que el error es posible y que una disculpa a tiempo es mejor que aferrarse a algo sin sentido defendido con uñas y dientes por un Ego desatado), la disciplina (ser plenamente consciente de lo que dice y cómo lo dice, gestionando correctamente sus emociones, relativizando el dolor y la alegría como fases o ciclos en una rueda que gira constantemente), la libertad (la posibilidad de elegir y, a la vez, hacerse responsable de tal elección y de sus consecuencias y, si no son las previstas o esperadas, aceptar que no todo tiene por qué salir bien), la generosidad (especialmente de tiempo; tiempo de escuchar al Otro, de comprender al Otro, de empatizar con el Otro).

Sin embargo, es sólo tomar conciencia, es decir, actuar con lucidez sabiendo que el Infierno está ahí (exactamente en el punto en el que se encuentra el consultante y que se vislumbra en forma de Colgado). El Ermitaño actúa en pos de cierto grado de felicidad y, por lo tanto, su acción es correctora (como la del tiempo): hablar, negociar, debatir, pensar, intelectualizar, escuchar son actitudes clave del Ermitaño. Si alcanza cierto grado de iluminación, el consultante evolucionará hacia un Astro (estrella, sol, luna) o hacia el Juicio Final. Si esa catarsis que se produce en el alma del Ermitaño no actúa para corregir, entonces entrará en el Infierno. Por lo tanto, en una tirada cualquiera, es clave saber qué carta va detrás del Ermitaño.

Pero piensen por sí mismxs e imagínense como Ermitaños. ¿Son ustedes realmente felices con lo que tienen? ¿Sienten que su alma está en paz?


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