EL ERMITAÑO en CHOKMAH (Tríada de las Raíces)


El Ermitaño del Tarot ARISTA

¿Qué piensa y cómo piensa El Ermitaño? ¿De dónde extrae su sabiduría, cómo ha aprendido a hacer lo que hace, a decir lo que dice? ¿Qué implica para el consultante que este Arcano aparezca en la posición 2 de la tirada de la Triada de las Raíces o en la del Árbol de la Vida?

El Ermitaño ha sido educado en un ambiente en el que el cariño se ha reemplazado por objetos. El ambiente ha fijado en el cerebro del consultante determinados patrones de comportamiento asociados más al reconocimiento social o a alcanzar cierta notoriedad social que a establecer relaciones basadas en la confianza y en el amor. Una vida ordenada pero carente de contenido emocional.

Hasta El Ermitaño, los arcanos siguen la senda del triunfo en lo Terrenal, sin que apenas se haga mención al terreno espiritual o emocional. El Ermitaño trata a los que piensa son inferiores por carecer de cosas y envidia a los que, teniendo menos, son más felices. Adoran las mascotas obedientes, detestan los excesos y los aspavientos, tiemblan ante las posibilidad de revoluciones que acaben con su estatus quo o que reduzcan la desigualdad.

Sin embargo, El Ermitaño se alimenta de libritos de autoayuda porque, de alguna forma, es consciente de que falta algo. Un suceso, una catarsis, una situación para la que no está preparado le conduce a este punto: lo material deja de ser tan importante. Ahora El Ermitaño necesita saber cómo encajar las pérdidas, cómo gestionar las emociones, cómo interpretar correctamente las señales de los otros, cómo hacerse responsable de sus decisiones, cómo.... Cómo empezar una vida más plena.

Esta toma de conciencia, esta catarsis, le obliga a reevaluar su propia concepción del tiempo y del espacio lo que le lleva a cierto estado de aislamiento, de reflexión serena. Todos los conceptos en los que creía (el éxito se sustenta en los logros económicos o en la fama) son ahora relativamente ciertos. Descubre, aterrado, que carece de autoestima (la vanidad, la vanagloria no es signo de autoestima, es otra vez, superficialidad). Descubre que, para amar a otros, primero hay que amarse a uno mismo, es decir, primero debe de tratarse bien a sí mismo, con cariño.

La toma de conciencia añade a su vocabulario palabras espirituales: karma, abrazos de luz, namastés pero sin interiorizar la palabra, su sentido emocional. Sin construir realidad con ellas. Su conocimiento es superficial y no ha desarrollado la virtud de la paciencia, lo que le impide profundizar. Educado en el terror al cambio y a la necesidad de disponer siempre de un colchón seguro, de un asidero, de una muleta (ya sea en forma de plan de pensiones, como en seguros de vida o de muerte, por ejemplo) en el que los sentimientos no tienen ningún valor, esas palabras le hacen creer la ilusión de que está cambiando o descubriendo su verdadera esencia, su espíritu o su alma. Pero sólo está en el principio, aún estamos en los albores de la senda de un crecimiento espiritual que le conduzca hacia ese grado de felicidad, conformista pero sin verdadera transformación, que proporciona la Rueda de la Fortuna.

El Ermitaño, por lo tanto, necesita de un cierto aislamiento para integrar conceptos que se oponen y contradicen unos a otros, valores espirituales frente a valores materiales. La materialidad implica conflicto, la espiritualidad implica aprendizaje y interiorización. El Ermitaño, ahora, busca su propio camino pero sin moverse de donde está, es decir, rodeándose del mismo entorno, sin modificar nada. Sólo es el principio de un plan, el arranque hacia un nuevo ser que puede tener éxito (y alcanzar La Estrella, o no y quedarse en un Infierno del que cada día será más difícil salir). Pero El Ermitaño no sabe aún cómo es el mundo que querría para sí mismo, es decir, qué tipo de realidad o entorno necesita realmente para, en absoluta soledad, sin apegos vanos ni falsos afectos, alcanzar la felicidad. Sin embargo, busca cierta armonía, cierta paz.

Pero piensen... ¿qué suceso les obligó a aceptar que estaban equivocadxs en su concepción del mundo y que les obligaba a modificar conductas más acordes con sus necesidades espirituales? ¿Conocieron a alguien tan transformador que les obligó a replantearse su propia vida? Ahí tienen la mente del Ermitaño. Pero inventen, sumen, resten. Esto no es más que una pista, un texto más entre miles de textos. Inventen el suyo...y diviértanse!


No hay comentarios:

Publicar un comentario

¿Alguna pregunta?