OCHO DE COPAS



Ahí ven el OCHO DE COPAS del tarot dibujado por Pamela Colman-Smith, "Pixie", diseñado por el ocultista Arthur Edward Waite y que en "La Clave pictórica del tarot" describe como un hombre abatido abandonando las copas de su felicidad, bien por compromiso o bien como consecuencia de una preocupación. Waite señala que, lo que se debe interpretar de esta carta es que un problema deja de serlo o bien tiene consecuencias leves.

El simbolismo del abandono corresponde al mismo aspecto que el del "objeto perdido"; ambos son paralelos al de la muerte y la resurrección. Sentirse abandonado es, esencialmente, sentirse abandonado del "dios en nosotros", del componente eterno del espíritu, proyectándose en una situación existencial ese sentimiento de extravío, que también posee relación con el tema del laberinto, construcción arquitectónica, sin aparente finalidad, de complicada estructura y de la cual, una vez en su interior, es imposible o muy difícil encontrar la salida.

La escena que pinta Pamela es de noche. La noche está relacionada con el principio pasivo, lo femenino y el inconsciente. Hesíodo le dio el nombre de Madre de los Dioses por ser opinión de los griegos que la noche y las tinieblas son anteriores a la aparición de las cosas. Por ello, como el agua, tiene un significado de fertilidad, de simiente. Como estado previo, no es aún el día, pero lo promete y prepara. Tiene el mismo sentido que el color negro y la muerte, en la doctrina tradicional.

En una interpretación de primer nivel esta carta podría estar asociada a la palabra Abandono o Laxitud. Las copas de la felicidad quedan delante, en primer plano. De alguna forma, la mejor descripción de esta carta la hacen Jesús Raza (Jack Palance) y Dolworth (Burt Lancaster) en "Los Profesionales" de Richard Brooks en la que la palabra "Revolución" puede ser reemplazada por la que ustedes quieran:


<< JESUS RAZA: (…) La revolución es como la más bella historia de amor. Al principio, ella es una diosa, una causa pura, pero todos los amores tienen un terrible enemigo.

DOLWORTH: El tiempo.

JESÚS RAZA: Tú la ves tal como es. La revolución no es una diosa sino una mujerzuela; nunca ha sido pura ni virtuosa ni perfecta. Así que huimos y encontramos otro amor, otra causa, pero sólo son asuntos mezquinos. Lujuria pero no amor, pasión pero sin compasión. Y sin un amor, sin una causa, no somos nada. Nos quedamos porque tenemos fe. Nos marchamos porque nos desengañamos. Volvemos porque nos sentimos perdidos. Morimos porque es inevitable. >>


Cuando después de haber puesto todo en una relación sentimos que la otra persona nos ignora o está cansada o se olvida de fechas míticas pero no mostramos enfado ni desilusión, sólo tristeza o melancolía; cuando esperamos una gratificación por unas horas extras o un aumento de sueldo o un cambio de situación en nuestro trabajo por cuenta ajena y nos quedamos ahí, viendo como felicitan a alguien detestable y que no se merecía esa mejora; cuando después de dar clases sentimos que a nuestros alumnos les es por completo indiferente lo que explicamos con tanto ardor y que poco importa, seguro que algo les quedará; cuando después de cuidar día y noche a una persona anciana, en el último momento sólo se acuerda de los que no están y no tiene ninguna palabra de agradecimiento para los que sí estamos, y en lugar de irnos, nos quedamos ahí, aceptando algo inaceptable; o el día de nuestro cumpleaños no nos felicita la única persona que queremos y deseamos que lo haga, y una densa nube de abatimiento nos cubre con su frío manto entonces aparece, radiante en su oscuridad, el OCHO DE COPAS.


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