A la izquierda, el TRES DE ESPADAS del mazo diseñado por Arthur Edward Waite y pintado por Pamela Colman-Smith, en 1910. A la derecha, el 3 DE ESPADAS del tarot de Sola-Busca del siglo XV que se conserva en el British Museum. Pamela usó esta carta como inspiración aunque redujo y eliminó la densidad simbólica del Sola-Busca.
Un corazón rojo atravesado por tres espadas con la punta hacia abajo ocupa en centro del naipe. De fondo, en tonos ocre (naranja oscuro o amarillo degradado, incluso oro viejo), nubes y lluvia.
El ocre, según Rene Guenon y Oswald Wirth, es el "color de la desesperación". La lluvia, como elemento simbólico de primer nivel, enlaza lo espiritual (las nubes) con lo terrenal (la tierra) así que tiene la función de conexión o de transformación. La lluvia, además, está directamente relacionada con la fecundidad.
El rojo es el color de la acción pura. Es el color del amor, del sufrimiento y de la sublimación. El rojo, color de la sangre palpitante y del fuego, es el color de los sentidos vivos y ardientes. La espada, por su parte, es un símbolo purificador que, con la punta hacia arriba habla de evolución espiritual (algo de lo que ya escribí al estudiar el AS DE ESPADAS) y con la punta hacia abajo de involución. Por analogía, en el esoterismo cristiano, la Cruz atravesada por Espadas se corresponde con el símbolo de la Virgen de los Dolores en el que cada espada es uno de los "dolores" que Jesucristo causaría a la Virgen (7 según la tradición esotérica cristiana). Tres se corresponderían con un ternario, que en el siglo XV son La Carne, El Mundo y el Demonio, considerados los tres como manifestaciones o representaciones de los males del mundo.
En una interpretación de primer nivel, la palabra que define esta carta es TRISTEZA o AFLICCIÓN. Un corazón (emociones) atravesadas por el sutil manto de lo racional, de lo intelectual, de lo que es pura apariencia (las espadas) flotando en un cielo de desesperación. Pero no todo es tan horrible: la lluvia del espíritu purifica y fertiliza. O dicho con otras palabras: darle vueltas a la cabeza con ideas que aparentan ser realistas pero que en realidad se corresponden con obviedades (todo se va a acabar) o con un falso pesimismo más parecido al miedo a perder (todo saldrá mal) no conduce a ninguna parte. Pensar en positivo, extraer de nuestro intelecto lo mejor (esa lluvia) traerá la fecundidad y nos permitirá seguir. Si no, pareceremos la Virgen de los Dolores, compadeciéndonos de nosotros mismos fingiendo ser "realistas".
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