CABALLERO DE PENTÁCULOS siguiendo a Pamela Colman



Ese es el CABALLERO DE PENTÁCULOS (u Oros o Discos, si lo prefieren así) del tarot dibujado por Pamela Colman-Smith siguiendo las instrucciones, no siempre precisas pero llenas de significado, de Arthur Edward Waite. A la derecha, la versión restaurada de Stuart Kaplan con los colores originales que, por razones puramente técnicas, no pudieron ser impresos en 1910 por el editor londinense William Rider.

En su librito, "La Clave Pictórica del Tarot", Waite describe esta carta como un caballero montando un caballo pesado, resistente y lento. El caballero lleva un pentáculo en la mano, pero su mirada se pierde más allá. Waite describe a este caballero como alegoría de la rectitud.

Solotareff en su librito "El simbolismo de los sueños" asegura que el caballo simboliza la impetuosidad del deseo, de la juventud y de todo lo que conlleva: ardor, generosidad y fecundidad. De acuerdo con esta idea, y siguiendo a Paul Diel y al propio Solotareff, los caballos blancos se asocian al plano espiritual y los negros como símbolo de la juventud. De hecho, son caballos negros los que se enganchan en las carrozas de los cuentos de hadas. Las cinchas rojas solo multiplican el efecto simbólico de la montura.

El guante es, en sí mismo, un símbolo asociado a la pureza. El color anaranjado del guante hace referencia a un punto intermedio entre el amor divino (amarillo) y la lujuria (el rojo).

Una interpretación de primer nivel de esta carta, que recordemos, como todas las figuras de corte son sólo actitudes y no hacen referencia a ninguna persona de sexo determinado o con identidad sexual determinada, está asociada a la palabra Conservador. Todo el vigor y fuerza están contenidos y limitados, frenados por códigos morales muy estrictos, manteniendo una actitud pasiva frente al mundo. La contención del instinto o el miedo a confundir lujuria con depravación o perversión son algunas de las columnas mortales sobre las que se asienta. El negro de la juventud aquí aparece detenido y frenado, gordo, quieto. Se mira más allá de los que se posee (ese pentáculo) esperando algo. No hay riesgo, sólo quietud.


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