Esa mujer pelirroja coronada con mariposas de oro, envuelta en una capa azul con nubes blancas, la misma clase de nube que se levanta desde el suelo hacia el cielo detrás de ella, sentada en un trono gris o plata tres mariposas y un querubín grabados en la pata derecha, sosteniendo una espada recta hacia el cielo en su mano derecha, su mano izquierda extendida en señal de saludo o invitación y en el que un ave (aguila, paloma, quién sabe) la sobrevuela es la REINA DE ESPADAS del tarot dibujado por Pamela Colman-Smith según las ideas y creencias de Arthur Edward Waite conocido como "Tarot Rider" porque así se pudo quedar U.S.Games con la licencia para editar este tarot, si se hacía referencia explícita a William Rider & Hijos. ¿Y que mejor referencia que llamarlo con el nombre del editor y priopietario de los derechos del mazo?.
Las nubes tienen un doble simbolismo, el de niebla (que es el caso de esta carta) y el de símbolo de fecundidad. En el caso de la niebla, simboliza las formas como fenómenos y apariencias, siempre en metamorfosis, que esconden la identidad perenne de la verdad superior.
El trono, símbolo de dominio espiritual, mira hacia la derecha, el futuro, lo indeterminado y da la espalda al pasado aunque se apoya en él. La espada recta habla de dominio, de señal de ser la luz que se enfrentará a la oscuridad. Las mariposas son símbolos de renacer. En la corona, un renacer de ideas, en el trono, la constante metamorfosis.
En una interpretación de primer nivel, la REINA DE ESPADAS se corresponde, como todas las reinas, con nuestro lado más femenino (que en absoluto quiere decir que simbolice explícitamente a un hombre o una mujer) con cierto grado de madurez emocional (lo que sería un adulto emocional), capacidad de profetizar (que, en sentido positivo sería vislumbrar el éxito o fracaso de proyectos o ideas de otros y en caso negativo, las profecías del estilo "todo se acaba" o "te cansarás de mi", profecías que terminan cumpliéndose inexorablemente) y con cierta inflexibilidad a aceptar ideas de otros (de ahí la espada recta). Al estar pendiente de la niebla (el qué dirán, la desconfianza ciega) está demasiado pendiente de las apariencias, lo que quiere decir que miente con frecuencia sobre su propia situación o se adapta con capacidad teatral a cualquier entorno. Recuerden, amigxs, las reinas no son más que una actitud, de las 16 que explicita el tarot, y no necesariamente una persona.
La REINA DE ESPADAS, además, tiene una enorme capacidad de adaptación (de ahí las mariposas, renacer y renacer). En una situación sentimental, una actitud de REINA DE ESPADAS, por ejemplo, implica que, en un momento dado, el/la consultante está más pendiente de las apariencias y, por lo tanto, sabiendo que la apariencia no es sincera, desconfiará de todo y de todos, los celos serán un ingrediente más en su dieta o le dará a todo demasiadas vueltas en la cabeza, sacando a relucir su lado adivinatorio más cansino, ese de los que se ven a sí mismos hundidos en aguas cenagosas y profundas si el otro les abandona (es decir, chantajistas emocionales).
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