El Infierno (II): LA MUERTE (La Vía Alegórica del Tarot)

Pieter Brueghel el Viejo. El triunfo de la Muerte. Museo del Prado, Madrid


(Conjeturo que no saben absolutamente nada de cómo leer el tarot o que alguno de los libritos que han leído les han resultado incomprensibles. Presupongo que son adultos y que entienden que La Muerte a la que se refiere el tarot no es la de ustedes mismos (¿voy a suicidarme? ¿alguien va a asesinarme? ¿voy a sufrir un accidente mortal?) y quizá la de ninguno de sus familiares o allegados, salvo que sea la Crónica de una Muerte Anunciada. Imagino que tienen ese "don" que es la IMAGINACIÓN y cierto sentido del humor.)

De izquierda a derecha, el triunfo de la Muerte del tarot de Cary Yale, de los Medici y del tarot Visconti-Sforza del Victoria and Albert Museum (© Victoria and Albert Museum).

La Muerte es la alegoría de la desintegración, total o parcial, de nuestra Zona de Confort: la pérdida de un ser querido, un amante que nos abandona, un amor que se ha acabado (aunque aún sigamos manteniendo algo que algunos llaman "relación"), un trabajo del que nos despiden sin posibilidad de regresar... no es la alegoría del instante exacto en el que sucede el fenómeno sino del luto que le acompaña y las fases que, tan bien describió Elisabeth Kubler-Ross (Negación, Ira, Negociación, Depresión, Aceptación). La Muerte es la alegoría exacta de la Negación o no aceptar aún que eso que ha sucedido o que está sucediendo realmente esté sucediendo.

En este sentido, como el principio de un proceso de dolor, es como hay que entender esta carta, cerrando la puerta a cualquier tipo de esperanza de que esa Zona de Confort que se ha pulverizado, se reconstruya de la misma forma. No hay vuelta atrás, no hay regreso, no hay opciones más que atravesar un desierto de dolor y ausencia de felicidad.

Pero es la alegoría de la entrada en el Infierno porque algo o alguien distinto a nosotros a volatilizado todo o parte de lo que era nuestro sustento emocional, nuestra Zona de Confort material y mundana. Esta carta obliga a salir de la fase de Negación y aceptar las cuatro que quedan. No perdemos un amor ni rompemos ningún tipo de relación, más bien una persona que hasta ayer nos amaba ya no lo hace más y eso que teníamos, "una pareja", ya no existe más. Ya lo sabíamos, pero nos negábamos a aceptarlo. No nos despedimos de ningún trabajo, sino que prescinden de nosotros de una forma abrupta aunque aún conservábamos cierta esperanza, más después de ver que la empresa ha entrado en Concurso de Acreedores pero aún no ha cerrado sus puertas.




Con el fin de dotar a la carta de cierto optimismo o desvincularla de la Muerte verdadera, esa que baila con príncipes, nobles, papas, papisas, con ustedes y conmigo, algunos manuales aseguran que es una carta de Renacimiento y Reconstrucción, de oportunidad. Sí, supongo que después de ver como un terremoto convierte mi casa en una colina de desechos con todo lo que estaba en su interior, o de ser abandonado por mi amante que regresa a los brazos de su ex, empieza un proceso de reconstrucción "espiritual". Pero primero tendré que pasar por las Cinco Fases de Kubler-Ross. Y antes de nada, la Muerte anuncia que dejemos de negar la realidad. Y lo mismo es aplicable para todo lo que perdemos o nos quitan.

Este Arcano XIII es la entrada en el Infierno Personal e Intransferible, ese que solo nosotros somos capaces de vislumbrar en toda su inmensidad oscura, pútrida y triste. Un Infierno del que solo podemos salir solos. Un Infierno que es tan horrible y espantoso como sus mentes privilegiadas sean capaces de imaginar.




Esa que ven es una Tirada a Tres Cartas que solo sirve pare determinar, con cierta precisión, en qué punto se encuentra una relación a dos (LeConsultante, posición 1, A; el Otrx, posición 3, B). La carta central (posición 2) determina cómo es esa relación. No tiene en cuenta ningún tipo de parentesco o filiación: B puede ser mi padre, mi hermana, mi primo, mi cuñado, mi socia...




Como pueden suponer o imaginar, esta tirada es la más fácil de interpretar: Todo ha muerto entre A y B. No queda nada. Ni siquiera un bonito recuerdo. Sólo cenizas, rencor y, en general, un amplio surtido de emociones dolorosas. No hay ninguna posibilidad de salvar lo nuestro, pero aún no hemos aceptado esa realidad. Nos aferramos a un hilo de esperanza, de fe, en que B recapacitará, volverá, regresará a nuestros brazos y nosotros, pobres estúpidos, nos imaginamos que aún queremos a la persona que tanto daño o verguenza nos causó, nos imaginamos ¿perdonando? ¿olvidando? ¿nos imaginamos haciendo qué, si esa persona, después de dejar de amarnos, regresa?...

Esta carta, además, nos recuerda que cualquier intento de aproximación por nuestra parte será en vano porque B dejó de amarnos hace mucho tiempo, tanto que no recuerda cuándo se jodió todo, como el Zavalita de "Conversación en La Catedral". Hay una tirada para saber exactamente en qué punto del duelo se encuentra A, nosotros, LeConsultante, pero es aún pronto para explicárselo, me temo.

Pero saquen una sola carta, hagan primero la pregunta. No hay respuesta si no hay pregunta. Y si creen que una carta sola es la Carta del Día, ¿de verdad piensan que es un día de renacimiento y esas zarandajas? No, amigxs, es un día de luto riguroso, de negro profundo, de persianas bajadas y espejos cubiertos con terciopelo negro, de lágrimas amargas, de sequedad de boca, de un sueño nebuloso cubierto de pesadillas... en cualquier caso, vanagloriense: sienten, luego está vivos!... y después, no tengan miedo, diviértanse! Como canta el gran Nick Cave, "la muerte no es el final"...



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