7. LA EMPERATRIZ Y LAS REINAS (La Via Sanitaria)


La Emperatriz es una Papisa que ha sufrido daño. Porque La Papisa, con esa forma retorcida de ver la realidad y convertirla en el paraíso de los hombres con mujeres criadas, con esas cualidades tan cristianas, tan virginales, tan abnegadas y tan sacrificadas son perfectas para ser maltratadas, insultadas, vejadas, humilladas, retorcidas, exprimidas explotadas, anuladas, aprisionadas, reducidas a ser menos que cero por casi cualquiera que tenga aspecto de ser masculino. La Papisa, en su devoción, no contempla la posibilidad de un No por respuesta (¿cómo voy a negarle eso o lo otro a mis HIJXS?, pregunta ella). No contepla más que lo que ella supone que es correcto y el sacrificio enloquecido disfrazado de bondad o altruismo está ahí.

La Emperatriz ha salido de ese cepo, de esa relación tóxica, tan parecida a la que mantenían los interrogadores de la CIA en Abu Ghraib con los afganos allí detenidos.

La Papisa es hipocondríaca, siempre está enferma imaginariamente, con alguna dolencia psicosomática. La Emperatriz no. De hecho, ha pasado alguna enfermedad más o menos grave, más o menos devastadora, algo que ha dejado secuelas, quizá no físicas, pero sí mentales. Ahora se preocupa más, es más proactiva. Mientras La Papisa no necesita ningún fármaco (pero los toma como si fueran M&M's), la Emperatriz procura no tomar ningún fármaco y abrazar ciertas prácticas de medicina natural.

La Papisa no deja a nadie, la dejan siempre, cuando la dejan. La Emperatriz abandona, aleja de sí lo tóxico, lo borra de su esfera vital. La Papisa abandonada tiene la posibilidad de crecer como persona, aceptar el dolor de la pérdida y aprender de los errores, pero tiene un hándicap: ella cree que ha hecho todo correcto, que ha hecho lo mejor de lo mejor y la culpa será de otra cosa. La Papisa no percibe el error ni la equivocación. Abandonada, renunciará a cualquier nueva relación, entrará en el celibato, en la castidad. Salvo que use su inteligencia emocional y descubra que está harta y ya no puede ser más el saco de carne que todos los Rocky Balboa del mundo golpean. En ese momento, consciente de sí misma, de su valor como Persona, aceptada la derrota o el abandono, decide atreverse una vez más, ensayar otra vez, levantarse después de caer y renacer como Emperatriz. O más exactamente, acostarse como Papisa y despertar como Emperatriz: mismo interior, distinto vestuario, más segura de su sitio en el mundo (más o menos)

La Papisa es fuerte, parece indestructible. La Emperatriz sabe que no es indestructible, que no puede con todo ni tiene capacidad de todo, pero sí es consciente de sus limitaciones. La Papisa no busca; la Emperatriz, sí. La Papisa no tiene más que sueños que se sustentan en una idea delirante y falsa; La Emperatriz sí tiene sueños, es decir, ambición de alcanzar cierto grado de alegría o de satisfacción o de felicidad. La Papisa no es inteligente emocionalmente, es decir, su capacidad para resolver disputas o conflictos es inexistente; La Emperatriz es inteligente emocionalmente, y si sabe, aceptando que se puede equivocar, cómo resolver un conflicto. La Papisa no toma ningún tipo de decisión; la Emperatriz decide que es lo mejor para sí y para los que la rodean.

Las Papisas y las Emperatrices no tienen entre sus necesidades básicas el placer sexual. Ambas son racionales, apegadas a las reglas de lo mundano, alejadas de la suciedad de la carne, de la perversión del orgasmo, del horror de la desnudez y de los fluidos perfumados con ambrosía. Ambas son adictas a un mundo machista que se manifiesta, en todo su esplendor, en las relaciones íntimas: una Emperatriz puede encontrar sexualmente atractivo a un hippie, por ejemplo, pero jamás follará con él (follar es la señal que marca el inicio de un romance que aparenta ser serio y etiquetable como "pareja" o similar). Y mucho menos aceptará que su pareja sea no-machista. No de entrada, por supuesto...

Las Cuatro Reinas son la carne y los huesos de las Emperatrices. Al menos, estas si tienen vida sexual... más o menos...


La Reina de Oros


Deben recordar que La Papisa y La Emperatriz se solapan, es decir, La Papisa siempre está en la cabeza de La Emperatriz. No hay ninguna evolución del pensamiento, ningún prejuicio ha desaparecido, no es más receptiva a la novedad, no es menos conservadora en lo moral, y tiene los mismos tabús, complejos, el mismo acatar esas reglas invisibles que son de obligado cumplimiento para las mujeres en un mundo de hombres que La Papisa. Pero hay dos diferencias importantes: Las Emperatrices han sufrido realmente, mientras que las Papisas sufren imaginariamente y la Emperatriz busca, la Papisa solo espera.

Mientras que las Papisas no pueden ni saben vivir solas, (castrarán psicológicamente todo lo necesario a sus hijxs para que se queden en la casa hasta que se jubilen y más allá, tratándolos aún como si fueran preadolescentes torpes sin ninguna capacidad para sobrevivir solxs), las Emperatrices pueden llegar a vivir solas, pero preferirían vivir con alguien, de su mismo o de distinto sexo, en el que todo fluya solo, sin aspavientos, ni discusiones ni tensiones ridículas.. La soledad es el mayor terror que tienen las Papisas: sin nadie a quien cuidar, sin nadie a quién manipular, sin nadie con el que poder ejercer de criada, ¿qué será de mí? ¿me quedaré sola?, pregunta aterrada La Papisa. La Emperatriz no tiene tanto miedo a la soledad, es un personaje activo, dinámico, con amigxs y no le teme a la soledad. Teme morir sola.

La Reina de Oros es una Papisa engañada y traicionada, desengañada del amor y sus variantes, devastada por el incumplimiento de las promesas que le hizo alguien. Su mundo, su orden, la vida que aparentemente tenía tan controlada y ordenada ha sufrido un ataque desde el interior. Quizá en un tiempo pasado, siendo una lozana Sota de Oros, su zona de confort sufrió un proceso de desintegración gracias a la traición de alguien, a una mentira devastadora, a un secreto aterrador desvelado... a todo eso que La Papisa considera que es una... ¡tachaaan! ¡¡Traición Im-per-do-na-ble !!. Una traición según lo que piensa todo el mundo que es una traición, dice La Sota. La Reina de Oros no olvida esa traición así que es más desconfiada. Está en permanente estado de alerta.

El terror a que le suceda algo malo a alguien a su alrededor, las convierte en sobreprotectoras, vigilantes, atentas, en estado de máxima alerta casi de forma permanente. Limitará las salidas de las niñas, incentivará el ejercicio físico de los niños, les regalará móviles y televisión individual con el fin de alelarlos lo más posibles de modo que no se sientan atraídos por los horrores del mundo exterior: violadores, pederastas, exhibionistas, secuestradores de menores... ¡Eh, un momento! En mi país, amigo, no queda otra: hay secuestros cada día, hay asesinatos de mujeres y de niñas cada día, la policía aquí es corrupta, la justicia es una palabra que usamos cuando matamos al que mató a alguien de los nuestros... ¿también así soy Reina de Oros, si estoy atenta, vigilante, sobreprotectora con mis vástagxs?... No, quizá así la vean sus hijos en una tirada, quizá sea cierto todo eso que cuenta de su país pero eso no quiere decir que viva exactamente en la zona más peligrosa, n siquiera medio peligrosa, y que quizá sí crea ilusoriamente que vive en Ciudad Juárez, pero no, no vive ahí, es mucho más tranquilo...

La Reina de Oros es la reina del ahorro, la gestora impecable del hogar familiar, la que se encarga de las facturas, los recibos y las reclamaciones. La que llena de objetos, a los que llama Juguetes, las habitaciones personalizadas de los infantes e infantas y que incluye una selección de conjuntos para cada momento y ocasión. No invertirá en un negocio jamás, y mucho menos si algo del negocio no encaja en su cuadriculada mente, algo que sucede siempre porque siempre encontrará un fallo, un descuadre, un desenfoque lo que la justificará para echarse atrás. Si invierte en Bolsa lo hará solo en valores de empresas que sean conocidas y transmitan seriedad y seguridad. Contratarán seguros de toda clase y condición que estén relacionados exclusivamente con la casa en la que viven y sus habitantes, pero jamás contratará un seguro para que la compañía aérea le reembolse esa enorme cantidad de dinero que se ha gastado en esos billetes de avión en caso de anulación.

¿Y EL Reina de Oros?

El Reina de Oros es el tipo más aburrido del mazo. Un hombre gris. Mediocre hasta la extenuación. Melancólico. Aburrido. Ropa anticuada o impersonal,.. ¿Por qué es así este Rey de Oros? Porque espera que una mujer se haga cargo de él porque él, gracias a un pensamiento machista ultradelirante (El Papa) reforzado por su mamá (La Papisa), no se preocupa de esas cosas que son de mujeres: ir de tiendas (¿donde voy yo a comprarme ropa? ¡Si no se ni mi talla!), cocinar (para eso han inventado las conservas, amigo, para hombres sin tiempo para cocinar) o mantener la casa limpia (pero si casi la uso solo para dormir, y total, tampoco este es mi sitio). Justificaciones que no justifican el por qué de necesitar urgentemente una segunda mamá, querido TheConsultant... El Reina de Oros es un tipo del que hay que huir como si fuera un leproso. Es tóxico, salvo que quieran tener una especie de hijo adoptivo grande con el que no van a follar jamás o solo en un estado alterado de la conciencia, y que será obediente, callado, rutinario, con tendencia a la soledad y al aislamiento, poco comunicativo y posiblemente hundido en un depresión clínica. Obviamente, EL Reina de Copas es un absoluto desastre en la gestión del dinero, no reclamará nunca nada... Si es homosexual, deberán interpretarlo como si TheConsultant fuera una mujer...

Las Emperatrices son inmunes al amor entendido como una energía, como un fluir armónico entre seres sintientes. El amor es eso que se hace por los demás y que demuestra que quieren a esos seres sintientes: protegerlos del dolor y de la frustración, protegerlos de los peligros del mundo y mantenerlos a salvo.

No hay compañerismo ni camaradería en La Emperatriz porque es todo una impostura, una representación teatral repleta de gestos que, aparentemente, tienen un significado. La Emperatriz no sabe amar: no existe interdependencia emocional en las relaciones de La Emperatriz pero actúa como si existiera: así, La Emperatriz ocultará pequeños deslices de sus hijas a sus acompañantes masculinos, mentirá todo lo que sea necesario para transmitir una idea de normalidad y dado que ignora el sentido de la lealtad pero tiene firmemente asentado en su cabeza el de la fidelidad sexual, su preocupación máxima pasa por no ser engañada. ¿Y qué hacer para que no te mientan? Ser una experta mintiendo y ocultando, tergiversando, alterando la realidad y llevándola al terreno de las ideas castrantes de la Papisa. Así, La Emperatriz castigará, con cierta firmeza pero sin la ferocidad de un Emperador, todos los gestos de desobediencia que pudieran tener cualquiera de sus hijxs. La Emperatriz es la domadora, la entrenadora de los hijxs, la encargada, en el imaginario machista del Papa y de La Papisa, de la crianza de los hijxs.

La Reina de Oros, en este sentido, es exactamente esta cualidad de la Emperatriz. Hacer todo lo que sea necesario para que no se note la adversidad, que son personas de Bien (de Orden), que los niños son estupendos y las niñas también, aunque alguna ha salido más díscola. Así que la Reina de Oros será la que delimite los horarios de entrada y salida, la que vigila constantemente con quién y dónde están sus hijas (de los chicos se preocupan menos), que la entrena para ser una Buena Cuidadora del futuro. Así, los sueños de algunas de esas niñas solo serán ser esposas y madres, criadas toda la vida. La presión a la que algunas madres someten a sus hijas treintañeras para que encuentren un "novio" o algo que se parezca, que sea buena gente y que le de algún nieto rápido, son esta Reina de Oros. La que desea que sus hijos viajeros o aventureros abandonen el nomadismo y hagan lo que hace todo el mundo, la vida burguesa sin ambiciones personales, sin opinión propia, con un pequeño toque de excentricidad, también es esta Reina de Oros.

En el amor Las Reinas de Oros son mujeres del siglo XIX y principios del XX. Recatadas, desconfiadas, refractarias a cualquier tipo de emoción o a congelarlas en un gesto seco y adusto o una respuesta desagradable. Aseguran que hay que satisfacer de cuando en cuando a un hombre, que los hombres son así, solo piensan en follar; aseguran que no se entregan a cualquiera y que primero tienen que ver si esa persona tiene, al menos, gustos culturales parecidos a los suyos: escuchamos los mensajes de los mismos Maestros Ascendidos, solo comemos los productos de nuestra tierra y solo cocinamos las recetas de nuestra tierra... Y finalmente, que sea atractivo, presentable en sociedad, que no sea un profundo descerebrado y me ponga en ridículo... La Reina de Oros tiene terror a hacer el ridículo, a que se rían de ella y no con ella. Su sentido del humor, nacido de la Papisa, es sarcástico, irónico y con ese tufo de mierda que impregna todo el pensamiento de La Emperatriz. Así, que ella que solo ve mierda a su alrededor, que practica el sadismo emocional (se ríe con las caídas y los golpes accidentales de personas o animales, pero no con el humor de los clowns o de los arlequines de la Commedia del Arte).

La Reina de Oros trata siempre de leer entre líneas, a intentar comprender que hay detrás de cada frase, como una cabalista, buscando siempre una velada amenaza, un insulto o una calumnia. Tiene decenas ¡centenares! de amigas que la envidian, que son amigas pero no son tan amigas como parecen ser, que ella las conoce muy bien y sabe de quién puede fiarse y de quién no, porque tienen una intuición especial para detectar complejas conspiraciones, pero una ceguera proverbial para ver la realidad que tienen ante sus ojos.

Sexualmente las Reinas de Oros tienen tendencia a ser pasivas sexualmente, a no hacer explícito su deseo sexual. Sus tabús, sus restricciones morales, sus prejuicios y la falta de confianza que inevitablemente conduce a la falta de camaradería o a la ausencia de canales de comunicación fluidos y libres de tabús y represiones varias con su pareja, no le permiten disfrutar de casi nada...


La Reina de Espadas


La Emperatriz es una Papisa que ha sufrido el dolor, y de ese dolor, ha extraído conclusiones, ha corregido determinados axiomas, ha modificado determinadas conductas, pasando de la inacción absoluta a la acción decidida para que ese dolor no vuelva a producirse. O no.

La Papisa no se equivoca nunca. Así que no se enfrentará a sí misma, sino que se aislará del mundo y de sus habitantes, actuará como Emperatriz acorazada y refractaria cualquier tipo de variación en su forma de pensar que no es más que una repetición mecánica de dogmas irrefutables dictados por mamá (La Papisa) siguiendo los preceptos morales dictados por papá (El Papa), y se encarnará en la temible aunque para algunos sexy, Reina de Espadas.

La Reina de Espadas es el rechazo a cualquier tipo de emoción que suponga alegría. Rechazo consciente basado en las falsas premisas y normativas que pueblan su cerebro. La Reina de Espadas ha sido abandonada, al menos una vez, de forma abrupta. Si ya de por sí La Papisa no sabe qué significa autorrespeto o cariño hacia uno mismx, si su capacidad para enfrentarse a la adversidad es inexistente porque nadie la ha enseñado nada más que a servir, entenderán que para La Reina de Espadas, cualquier abandono es una humillación. Y una reina humillada se vuelve feroz. No se expondrá a nada, no confiará en nadie, vivirá atesorando todo el rencor que pueda, se alimentará de desprecio hacia sus semejantes, criticará con crueldad a cualquiera. Vivirá atemorizada de que alguien pueda volver a humillarla de esa forma. Y se protegerá, no con la inteligencia de ver hasta qué punto estaba equivocada, sino con el retiro, un cierto tipo de aislamiento monótono y gris, una tierra oscura en donde la risa tiene que ser sarcástica y la alegría, fingida.

La Reina de Espadas es frugal, apenas consume, no más de lo estrictamente necesario. No tiene generosidad (porque luego esa gente no agradece nada), no tiene opinión propia, no tiene punto de vista acerca de nada en particular y el que tiene es insoportable porque parece un refranero o un librito de aforismos de algún teólogo enloquecido del siglo XVI. No se moja en ningún tema, no toma partido por nadie. No es neutralidad, es ausencia de opinión. No está a favor de nada ni en contra de nadie, tratando de pasar desapercibida. En algún momento sueña con ser un autómata desprovisto de voluntad con lo que sería libre, según su particular punto de vista. No comprende que la libertad es responsable, al menos con uno mismo. En su opinión, todas las personas que la rodean tienen algún defecto que se puede cambiar.

En el amor, la Reina de Espadas es espantosa salvo que se encuentre con una Sota de Oros que está aprendiendo a mantener y conservar un orden. Pero no es amor, es más cooperación o una relación Profesora-Alumno. El sexo está absolutamente descartado como algo necesario, ni siquiera como algo que sea bueno, fenómeno que debe agradecer a esa educación tan castrante psicológicamente que ha recibido de mamá (La Papisa) y de sus amigas y demás familiares femeninos salvo la prima H, que esa ya sabes que está loca, ahora se ha ido a Birmania con un birmano... Los hombres son peligrosos, esclavizan a las mujeres, las convierten en criadas, todos los hombres, todos quieren lo mismo, eso tan asqueroso, hacer el amor y luego te tiran por ahí o algo peor... Y ahí está la Reina, que ya ha pasado por ahí y que no piensa volver a pasar ni una vez más, pero no por aprendizaje, sino huyendo, escapando, escondiéndose... La Reina de Espadas es extracelosa: recuerden que todos los personajes tienen una extraña obsesión castrante con el sexo y todo lo que trae consigo: alegría, relajación, belleza del mundo, de sus habitantes y de esa piel ahora brillante bajo el sol de este atradecer. Todo eso es abominable. Depravación.

Las Reinas de Espadas son muy religiosas, necesitan una ayuda suplementaria a la que llaman Espiritualidad y que está relacionada con mitos, leyendas, cosmogonías, teologías y otras variantes con marcado sello judeocristiano aderezado con elementos de magia natural, una pizca del curry del Hinduismo, un complejo sistema de oraciones y algo de esoterismo del siglo XIX. Es la Reina de Espadas la que ha convertido al Karma en un Angel Vengador, por ejemplo. O la que busca respuestas en Constelaciones Familiares. La que pregunta a un tarotista por toda su familia excepto para ella misma. Ella lo hace todo perfecto, por lo tanto, serán los astros, la magia, la brujería, los encantamientos, los trabajos, la envidia de los demás, los dioses, el karma, o el viento que sopla del sudeste los verdaderos responsables de estar como está y no estar mejor. ..

La Reina de Espadas es una burócrata perfecta, el ideal de cualquier administración totalitaria. Carente de empatía y de simpatía, no ayudarán jamás al que pide ayuda. Tenderán a tener un perro al que domesticarán y al que gritarán si se sale un poco de una invisible linea roja que aparentemente no puede pasar. En algún momento, la Reina de Espadas puede transmitir la sensación de que una parte de su cerebro, el campo de las emociones, ha sido extraído de alguna forma y ha dejado en su lugar una masa espongiforme incapaz de imaginar, soñar, ambicionar, desear o, sencillamente, vivir.


La tendencia a la mediocridad de la Reina de Espadas, a no salirse de lo que se supone que es la Ley, las convierte en perfectas ejecutoras de leyes injustas o inmorales. Por supuesto, la Reina de Espadas confunde la libertad con el libertinaje y añora los tiempos totalitarios, cuando podías denunciar a tu vecino por cualquier cosa y lo enviaban a un campo de trabajos forzosos, pero no para ella, porque todo lo que dice, sea lo que sea que dice, está sujeto a la libertad de expresión. Pero no nos preocupemos: solo es así en ámbito privado, en el público tiende a ser un poco solitaria, muy reservada, muy discreta, incluso puede parecer dulce y agradable, aunque dudo que alguien la calificara como "simpática" o "divertida". Neutra, carente de opinión, no sabe cómo comportarse con un hombre, no reconoce las señales que el macho envía a la hembra para el apareamiento.

¿Y si es hombre esta Reina de Espadas?
Si es un hombre, tiene terror físico a las mujeres, un terror que compensa manteniendo una relación de lejanía. La influencia castradora de su mamá en la pobre psique de ese chico , quizá es hijo único de una madre soltera, le ha generado un terror casi patológico a las mujeres y ha generado tal sentimiento de culpa, que le resulta imposible abandonar a su mamá porque teme hacerla un daño terrible. Así que el único contacto que tiene con una mujer es explotándola sexualmente (será un cliente asiduo de clubs y burdeles). EL Reina de Espadas está aferrado a las faldas de mamá (La Papisa) y no va a escapar de ahí hasta que ella muera. Mientras que EL Reina de Oros es un Homo Faber, EL Reina de Espadas es un niño pequeño encerrado en un cuerpo de adulto, atrapado en las redes de una Papisa que muestra su satisfacción porque ha logrado lo que quería: un Zombie. No tienen ningún atractivo sexual. Y suelen emborracharse solos en bares de malamuerte cercanos a su domicilio. Pueden enloquecer, como Norman Bates...


Un ejemplo: Tirada a Una carta

Muy bien, La Reina de Espadas parece bastante desagradable. ¿Qué tengo que interpretar si le pido consejo a las cartas de cómo afrontar el día, a modo de oráculo? ¿que sea desagradable, fría, austera, radical en mis planteamientos morales?, pregunta A. (mujer treintañera).

No. Para la Reina de Espadas todo es personal, todo es un ataque orquestado contra ella, una confabulación de rostros anónimos que quieren, por razones desconocidas, verla en el barro retorciéndose de dolor, abandonada, humillada. Así que esta carta sugiere que se retire, que se quede al margen, que haga oídos sordos, que piense antes de hablar, que no confunda lo profesional con lo personal. Aléjese del foco, estimada A., o saldrá de usted la peor versión de sí misma: la que está aterrorizada y que solo se defiende de ataques invisibles o inexistentes, con ataques feroces y crueldad inusitada. Autocontrólese. Racionalice la situación. Es usted Reina pero dado que no sabe defender lo suyo de una forma activa y beneficiosa para usted misma, frénese. Hoy no es el día de entrar en discusiones estériles o en aclarar malentendidos...

¿Y si fuera hombre? ¿Qué debo de interpretar si aparece esta Reina de Espadas, a mi, que vivo solo, con dos divorcios, ocho hijos con seis mujeres distintas y que ocupo un puesto técnico en una empresa que hace aplicaciones para móviles?

Oh, estimado TheConsultant, esa Reina de Espadas que, aparentemente, le convierte en un hombre aterrorizado por las mujeres o que visita burdeles pero no museos y que está, obediente y sumiso, al lado de su mamá, le pide cierto tipo de lealtad con alguien, probablemente una mujer, quizá su jefa, quizá una amiga, quizá una ex. Una lealtad que va más allá de lo racional pero que no es más que intentar sortear una situación que provocaría desasosiego en un futuro si no actúa con cierta generosidad en el presente. Alguien de su entorno le puede hacer una petición, una demanda, a la que inicialmente contestaría no (¿hacerle un favor personal a esa ex enloquecida? ¿trabajar más horas porque alguien se ha equivocado en el planning?, pregunta A.), pero que debe evaluar al amparo de lo que se supone que hace una Buena Persona: ayudar al que lo necesita aunque no lo merezca. Tráguese su falso orgullo y actúe con lealtad. Fije bien los términos de su cooperación, delimite correctamente su espacio, establezca límites a su apoyo. No lo haga incondicional...


Otro ejemplo: Tirada a Tres cartas


Ya saben que la posición 1 es TheConsultant, la 3, el Otrx, la central la que explica el estado de la relación que los vincula de alguna forma.

A., pregunta: << Tengo una relación sentimental desde hace un tiempo con B. pero tengo la sensación de que algo no funciona, de que algo no termina de ir bien. ¿Cómo va? >>

CASO 1. A. es mujer, B. es hombre.

Oh, estimada TheConsultant, podríamos llamarlo una relación perfecta en los términos que una sociedad cristiana, burguesa y machista considera que es perfecta. En términos más generales, su pareja, B., es básicamente un castrador psicológico de mujeres que tiene la suficiente habilidad como para imponer su criterio moral, lo que está bien y mal. Y usted está conforme. Así que lo que tiene, con ese 2 DE COPAS en el centro, una especie de enamoramiento que sería más parecido a un deseo sexual de intensidad moderada o fuerte. Desgraciadamente su compañero es sexualmente, patético. Sin embargo, tienen tantos gustos comunes, están tan conformes con ser un Faro de Moralidad en un mundo de corrupción y vicio, que, salvo que a su compañero le de un ataque de celos delirante o uno de esos ataques de silencio acusador, va estupenda, va conforme a lo que usted esperaba o deseaba.

CASO 2. A es hombre y B. es mujer

Oh, estimado TheConsultant. Ha encontrado lo que ansiaba, una SegundaMamá, alguien que está ahí para ocuparse de lo cotidiano mientras usted trabaja como un esclavo y hace lo que se supone que debe hacer un hombre de bien: trabajar, ahorrar, encontrar a una hembra fértil, reproducirse, dejar correr el tiempo y esperar a la muerte en el salón de su casa mientras ve un concurso en la televisión. Son ustedes los representantes exactos de lo que la sociedad del siglo XIX espera de ustedes. Y se llevan muy bien, dice ese 2 DE COPAS: ley, orden, pulcritud. Es obvio que no tienen ningún tipo de confianza más allá de las formas y los modos. Y con la rectitud moral de esa mujer no le auguro grandes noches de pasión efervescente.

CASO 3. A. es mujer, B. también.

Oh, estimada TheConsultant. ¡Qué buenas compañeras de trabajo son, qué bien se complementan para enfrentarse a la adversidad! Quizá tengan una relación sentimental que yo llamaría una Amistad con sexo de calidad moderada. La clandestinidad con la que llevan su afecto, su secreto, está a salvo de miradas indiscretas porque ustedes hacen exactamente lo que se supone que hacen dos mujeres heterosexuales: viven separadas, se encuentran para tomar café, charlan y charlan, pasean juntas, van al cine juntas o salen a bailar juntas. Ambas, en su actitud heroica de mujeres serias y formales, alejan a cualquier tipo de hombre que pretenda tener un acercamiento de cualquier índole. Pero su relación es estupenda.

CASO 4. A. es hombre, B. también.

Oh, estimado TheConsultant, parece que viven una relación claramente clandestina. Quizá las profesión que desempeña sea aparentemente un entorno claramente homofóbico. O sencillamente, no hace ostentación de sus gustos sexuales. Su compañero sentimental también es así pero está aterrorizado, así que probablemente vivirá solo o en compañía de familiares cercanos, mostrará cierto tipo de homofobia y jamás defenderá a un homosexual. Usted acepta su propia orientación sexual y no lo ve como algo negativo o tóxico en sí mismo, aunque es consciente de que, en determinadas circunstancias y en determinados entornos que, quizá sean el suyo, no se acepte con naturalidad. Su compañero sentimental, por el momento, no hará explícito de ninguna forma posible, este romance. Y probablemente tengan tensiones por ello. Dele tiempo.


La salud de las Reinas de Oros y Espadas


La Reina de Espadas no sabe gestionar sus emociones. Lo alegre, lo convierte en neutro, lo neutro lo deja tal y como está, la sorpresa le desagrada profundamente y absorbe, inhala, deglute, se baña, en emociones negativas, especialmente en el miedo y en la ira. No tiene ninguna tolerancia a la frustración (es una encarnación de La Papisa o una Papisa en acción) y suele tener respuestas carentes de cualquier tipo de sentimentalismo excepto cuando rozan el cliché... oh qué pena ese perrito abandonado en esa perrera, oh qué pena esos niños africanos, oh qué pena que se ha muerto X (un auténtico hijo de satanás como todo el mundo sabe, pero que pena, no?)... Esta incorrecta gestión de emociones unida a su incapacidad para expresarse de una forma clara, franca y honesta genera, inevitablemente, una explosión de dolor en todo el cuerpo, una megasomatización en toda regla. De ahí a la depresión profunda hay un paso nada más.

La Reina de Oros no tiene emociones. Ha logrado neutralizarlas todas. Solo tiene satisfacciones y frustraciones. Satisfecha cuando sus hijxs son buenos estudiantes, frustrada cuando son malos. Esta neutralidad emocional es extremadamente positiva cuando está usted encargado de atender a los familiares de alguien que ha muerto inesperadamente o para el cuidado de bebés, pero es espantosa para el cuidado de adolescentes (que empiezan poco a poco a "rebelarse", haciendo cosas que NADIE les ha enseñado, diciendo palabras malsonantes que NUNCA hemos pronunciado, saliendo con ESAS amistades, ESA gente que... ) o como amante. La salud de la Reina de Oros es, por tanto, neutra o eso que se entiende por "buena salud". Está como debe estar en función de su trabajo, de sus naturales condiciones físicas, de lo que es natural a ciertas edades o después de practicar determinados deportes o de consumir ciertas sustancias durante un tiempo prolongado. La cronicidad de una dolencia también está en esta Reina que atesora cosas, que las defiende y las cuida.


La Reina de Varas


La Reina de Varas es una Emperatriz en acción, una fuerza de la naturaleza, un ciclón. La Reina de Varas deja una huella imborrable allí por donde pasa. La Reina de Varas ha reflexionado acerca del último fracaso, de eso que salió mal y que la puso frente a la realidad. Y ha llegado a una conclusión: la pasividad, la sumisión, ese arrogarse a los deseos de un hombre o de quien sea masculino, la renuncia, el sacrificio, no garantiza, tal y como aseguraba mamá (La Papisa) que no te abandonen. Así que fin. La Reina de Varas tiene sueños, pero a diferencia de los de La Papisa (o de las Reinas de Espadas), son factibles, posibles, alcanzables. No son irrealidades. La Reina de varas toma decisiones, no espera que nadie las tome por ella. Busca el bienestar del grupo, del clan, de la familia, del vecindario. Es lideresa. Es irreductible. E irresistible!

La Reina de Varas ha renunciado a la tibieza emocional de La Papisa (o de la Reina de Oros) ni peca del, para esta reina, empalagamiento de una Reina de Copas. La Reina de Varas es sangre caliente, es un terremoto visceral. Brutal si se siente herida, rencorosa y vengativa, es la mejor amiga y también la mejor enemiga. Con un sentido del humor a prueba de bomba, inasequible al desaliento es, en ocasiones, demasiado tumultuosa. No es una buena jugadora de ajedrez, pero es una magnífica boxeadora.

Amor y sexo están unidos indisolublemente en esta Reina de Varas. No hay sexo, no hay amor. O no un amor de pareja. En la intimidad es tal y como se imaginan: vibrante, imaginativa, impúdica, lasciva, lujuriosa... en fin, todas esas cosas que ven algunos hombres mediocres obsesionados con la posesión y la propiedad, algunos moralistas baratos, algunos filósofos de la Antiguedad o algunos religiosos judeocristianos y todas sus variantes monoteístas... En fin, toda esa panoplia de cualidades que convierten a la mujer en ese obscuro objeto de deseo...

La Reina de Varas tiene esa capacidad de convertir el miedo y la tristeza en ira y disfrutar de la alegría. La Reina de Varas exterioriza lo que piensa, lo que quiere, lo que ambiciona. No es muy buena oyente, no soporta esas historias que se van extendiendo por meandros que no conducen hacia ningún lado cada vez que aparece un personaje nuevo en escena. Es impaciente. La Reina de Varas manda en su casa. Y sabe defenderse, con éxito, de cualquier intento de chantaje emocional o de cualquier otra cosa que intente su pareja. Ella, insisto, manda en su casa.

En la vida pública, fuera de los muros de su vivienda, de su Zona de Confort, es una Emperatriz que pasea por las calles dando lustre y enjundia a ese hombre que cuelga de su brazo, El Emperador. Y como Emperatriz que se pasea por su reino, saluda a diestro y siniestro, recuerda el nombre de todos con los que se cruza, sonríe a todo el mundo. Sola, en las calles, es más pausada, tiende más hacia el anonimato, hacia La Papisa.

La Reina de Varas, como forma visible de una Emperatriz, conserva toda la moral y rigideces de La Papisa. Pero esta Reina es muy impaciente, así que, ¡ay de tí si no le sigues el ritmo, si te sales de la linea marcada que señala el camino correcto para ser una Buena Mujer y un Buen Hombre!. Así que todos las personas que están a su alrededor delegan en ella todas las responsabilidades de todo. Ella es la que castiga y premia, ella es la que determina lo que está bien y lo que está mal, porque a diferencia de La Papisa y su rigidez vaticana o de la Reina de Espadas y su espantosa falta de identidad, la Reina de Varas sí tiene opinión sobre las cosas, sí tiene un punto de vista sobre algunas cosas y no, no necesita tanto de oraciones y rezos y velas y magias.

La Reina de Varas es absolutamente fiel sexualmente cuando tiene una pareja o algo que puede llamar así. Es leal con los suyos y mentirá para defenderlos si es necesario. Pero es inamovible en sus convicciones. La Reina de varas es refractaria, como lo es La Emperatriz, a cualquier idea nueva que ponga patas arriba las que tiene en la cabeza, pero no se niega a aprender. Confunde a los profesores con los maestros...

Pero no se equivoquen. No es feminista en absoluto!

La Reina de Varas es fácilmente irritable porque aún no tiene claro qué es Orgullo y qué Dignidad, así que confunde una especie de arrogancia fatua y banal que sólo es mantener una imagen con la dignidad personal. La Reina de Varas, como encarnación perfecta de la Emperatriz, tiene el valor suficiente para enfrentarse a cualquier tipo de adversidad. Pero lo hace desde la ira que provoca la frustración de que algo no ha salido de acuerdo con su plan, de acuerdo con lo que se considera Bien o Mal, Bueno o Malo.

Las Reinas de Varas prestan atención a su cuerpo y no tienen ningún miedo a entrar en un quirófano para modificar aspectos de su cuerpo que creen que las desmerece como Mujeres, cuerpos deseables y bellos de acuerdo con estereotipos masculinos: tetas grandes, culos redondeados, vientres lisos, bocas carnosas, miradas lujuriosas y melena, mucha melena.

¿Y si es un hombre?

EL Reina de Varas es un hombre dominado por la indolencia y la pereza para todo lo que no sea un trabajo remunerado. Necesita de una mujer a su lado que le mantenga la casa limpia y ordenada, que le planche la ropa, que le prepare la comida... El estará preparado, más o menos, cuando ella decida satisfacer su deseo sexual. EL Reina de Varas presume de vigor sexual, de la determinación que tiene trabajando como esclavo, pero no reconocerá que es absolutamente incapaz de valerse por sí mismo. No propondrá ningún plan, esperará que alguien, su compañerx, lo haga. Es lo suficientemente macho como para apuntarse al Ejército o cualquier cuerpo o fuerza de seguridad del estado, soñando que pertenecerá a uno de esos cuerpos de élite nacidos al albur de las escuelas de kamikazes japonesas, una máquina para matar, preparada para morir. EL Reina de Varas no tiene personalidad definida, no sabe nada, carece de empatía, de inteligencia emocional, de sensibilidad para ver el dolor que se esconde detrás de una sonrisa monalísica. En ocasiones uno puede preguntarse qué puede ver de interesante una mujer en un Reina de Varas más allá de un niño creído, arrogante, que presume de masculinidad anticuada, de virilidad de Viagra...

Los Reinas de Varas no aman ni quieren nada, solo desean, ambicionan un triunfo que les debe llegar por influencia de deidades remotas, angelotes asexuados o rayos de colorines. O por la suerte. Practican todo tipo de deportes, cuidan su físico, construyen cuerpos morfológicamente perfectos de acuerdo con el Espíritu de los Tiempos del momento. Pero son vagos, así que complementarán su dieta con productos específicos para el engorde y desarrollo de los músculos o para eliminar ese rodillo de grasa que se insinúa bajo el ombligo. Los Reinas de Varas no son hedonistas, no son conscientes del placer que buscan, ni siquiera disfrutan del placer o solo les proporciona placer cierta descarga de adrenalina o competir contra otros hombres. Tienden a ser extracaballerosos, paternalistas, machistas y a seguir siendo niños irresponsables que solo quieren divertirse compitiendo.

El palabro "feminazi" ocupa una gran parte de su cabeza. Relativiza la violación, cuestiona a las víctimas de violencia machista, es misógeno y ningunea la capacidad de las mujeres (No hay ninguna mujer que haya sido Mozart, dirá EL Reina de Varas; Camille Paglia añadirá, "no hay ninguna Mozart pero tampoco hay ninguna Sally La Destripadora")...Todas las mujeres son putas o putas feas, salvo su mamá (La Papisa)...


Ejemplo: Tirada a Una carta

Probaré una Tirada a Una carta que es la respuesta a la pregunta clásica que se hace al I-Ching: << ¿Cómo debería afrontar el día de hoy? >>.

Si TheConsultant es mujer este arcano le recomienda una actitud decidida, determinada a conseguir un objetivo, pero también le pide que frene la impetuosidad, que modere el tono. Su reclamación es justa, pero no tiene todos los puntos de vista. No se precipite. Pero actúe con determinación, convencida, como buena Reina de Varas (la encarnación perfecta de una Emperatriz furiosa) de tener la Razón y la Verdad. Desgraciadamente, eso no suele ser cierto: otra cosa es que sea justo o injusto y, en su caso, es de justicia. Así que reclame, actúe, muévase.

Si TheConsultant es hombre este arcano le recomienda que se deje de hacer el machoman, que no trate de hacerse el héroe o el valiente, es una temeridad. Que deje la responsabilidad en manos de otro con más capacidad de decisión, que su opción, sí, viril, contundente y violenta es, pero estúpida también. Esta vez no le va a dar buenos resultados...


La Reina de Copas


La Reina de Copas es una Sota de Copas que ha sufrido una pérdida emocional dramática: una ruptura brutal con alguien a quien amaba, la pérdida de un hijx, de un/a hermanox gemelo o melliza... Algo que la paralizó como Sota de Copas, pero que le ha servido para crecer, para darse cuenta de la importancia de construir buenos recuerdos con las personas que amamos, de la importancia de amar por encima de códigos morales, de lo que está bien o mal, de lo que es bueno o malo. La Reina de Copas ha alcanzado ese punto mágico de ser la más inteligente emocionalmente, la que mejor se enfrenta a los problemas, la que encuentra soluciones no siempre acordes con la moral o la ética, la que se preocupa más pòr el bienestar general de los que la rodean que de las castraciones morales que impone la sociedad machista en la que vivimos todos.

La Reina de Copas es una Emperatriz que niega la pose de Buena Madre, Buena Esposa, Buena Amante y antepone la de ser Persona. Obviamente conserva los patrones de la Trampa Mental, esa zona ocupada con reglamentos, prejuicios, falsas impresiones, malinterpretaciones, racismo, xenofobia y terror al Otrx. Pero lo gestiona con inteligencia, la suficiente como para saltarse cualquiera de esas normas espantosas, de sus propios prejuicios, si con ello se mejorara el bienestar general del grupo.

La Reina de Copas se pregunta ¿tengo que honrar a mi pade o a mi madre, quererlos necesariamente, si me trataron como una mierda de perro en mi infancia, me impidieron ser lo que soy ahora? ¿Tengo que querer necesariamente a mi hijo que es un maltratador? ¿Tengo que amar necesariamente a esta persona que me desvaloriza constantemente? ¿Tengo que cuidar necesariamente de mi madre con Alzheimer cuando tengo tres hermanos varones más? ¿No puedo tener una nueva pareja, aunque mis hijx sean menores, y reconstruir un cierto tipo de vida emocional o debo esconderme o preguntarles a ellos si les parece "bien" o "mal" que mamá folle con alguien distinto a su padre? ¿No es correcto que deje a mis hijos con su padre, un auténtico hijo de puta en su trato conmigo, si ellos insisten en irse a vivir con él porque él les compra objetos inanimados Hi-Tech o con marca reconocible? ¿Tengo que aceptar, como mujer, que un hombre adopte un tono paternalista conmigo sin decirle nada? ¿No tengo que denunciar que mi vecino maltrata a su mujer porque debería ser ella la que denunciara? No, dice esta Reina de Copas. Claro que denuncio, claro que me protejo, sin necesidad de hacer daño a nadie, de la maldad implícita de algunas reglas que aparentemente, me convierten en Mala Hija, Mala Madre, Mala Pareja, Mala en Todo...

La Reina de Copas es consciente de sus limitaciones, pero las gestiona de forma inteligente, convirtiendo lo que se entiende por "defecto" en una cualidad. ¿Es extrovertida? No necesariamente. ¿Es tristona? No necesariamente. Es solo una Persona que trata de no hacer daño a ningún ser sintiente a su alrededor, es decir, intencionadamente no existe el deseo de venganza o de hacer algo bárbaro que vaya contra sí misma. Su arma más poderosa es la indiferencia, el alejamiento, el silencio. La Reina de Copas juzga a los demás (es Emperatriz) pero aplica la compasión en la medida de sus posibilidades.

La Reina de Copas tiene sentido del humor, de la honradez y trata de ser honesta consigo misma, algo harto difícil mientras no pase por un proceso de liberación de la Trampa Mental, esa que hace que otros personajes de la Corte aún se sorprendan si ven a un hombre haciendo un trabajo "de mujeres" y a la inversa o, sencillamente, haciendo cosas que todas las personas pueden hacer. Sin embargo, conserva los patrones mentales de La Papisa lo que hace que, en su vida pública, más allá de cierta facilidad para escuchar, para ayudar desinteresadamente a los demás (la abnegación y el sacrificio siguen estando, algo matizados, en esta Reina de Copas) sea muy parecido al resto de las Emperatrices. La Reina de Copas crea vínculos afectivos sólidos pero no es una revolucionaria que pretenda darle la vuelta a un sistema corrupto y desigual de partida. No cree que la fuerza de un individuo sea capaz de alterar la ideología machista de las personas...

La Emperatriz es altruista solo porque otorga prestigio. De hecho tiende ayudar al que no se lo pide, a hacer favores que son profundamente ridículos (acércame la camisa, que está ahí, encima de esa silla y nunca replicará "No puedo ahora mismo, estoy con otra cosa", sino que abandonará lo que sea que esté haciendo y acercará esa camisa a esa persona aunque la distancia que deba recorrer sea claramente mayor y a pesar de que esa persona sea la que necesita esa camisa para completar la actividad que está haciendo: vestirse). La Emperatriz hace por los demás lo que esos demás podrían hacer por sí mismos. En general, dado que estos favores son minúsculos, ridículos o claramente infantiles, jamás será recompensada con un agradecimiento o un reconocimiento. Es más, La Emperatriz dirá a todo aquel que quiera escucharla, que se "sacrifica" por ellos, cuando aparentemente está haciendo algo de buena gana. Esta ausencia de opinión acerca de sí misma la hace caer, casi todo el tiempo, en este tipo de contradicción. Todo lo que se haga por cualquier miembro de lo que ella considere su tribu está justificado. Todo lo que hace su tribu, también. La Emperatriz es la única que es capaz de soportar la infidelidad (aunque le parezca una traición).

La Reina de Copas, la encarnación de la Emperatriz en la versión que gestiona correctamente sus emociones, con inteligencia, tratando de comprender al Otrx. Su altruismo no es como el de La Emperatriz que solo es una burda imitación del altruismo sincero de la Reina de Copas. Donde la Emperatriz espera reconocimiento, la Reina de Copas solo espera un agradecimiento; donde aquella atiende a todo el mundo y hace cosas por todo el mundo negándoles la posibilidad de equivocarse y, por lo tanto, de aprender, esta permite el error, acepta la equivocación del Otrx del mismo modo que ella, al reconocer sus limitaciones, es consciente de que puede equivocarse, sí claro, pero después corregirlo sin necesidad de buscar culpables en el mundo exterior (La Reina de Espadas o de Oros) o empecinándose en hacerlo una y otra vez igual esperando resultados distintos (Reina de Varas). Una Reina de Copas jamás regresaría con una persona que le ha sido infiel o que la haya traicionado de alguna forma vil.

La Reina de Copas es, en general, malinterpretada por el resto de los personajes de la Corte. Está profundamente alejada de ellos aunque ideológicamente tienen un patrón común. Sin embargo, la forma de hacer, de decir, la capacidad de la Reina de Copas para construir bellos y hermosos recuerdos cuando está en compañía de los demás pueden dar la apariencia, a todos esos personajes de la Corte y a sus Mayores, de que es "blanda" o "dulce". Y ´sí, lo es. Pero también es Reina.

La Reina de Copas es la única capaz de convivir con la soledad en un régimen de absoluta naturalidad. La naturalidad está en ADN, pero no ha sido hasta sufrir una pérdida brutal, cuando realmente ha tomado conciencia de lo importante que son las personas, el valor de cada una, no por lo que dicen que son sino por lo que no dicen, por todo eso que nace, que está dentro de cada uno: la honestidad o la capacidad para no envenenar la realidad con subterfugios, dispersión de responsabilidades o rencores petrificados que regresan a la superficie para justificar un error o una equivocación fruto de la ignorancia.. Una cualidad que La Emperatriz y sus distintas encarnaciones no tienen porque la Emperatriz sí puede distorsionar la realidad de forma que parezca que está perfectamente justificado que haya humillado en un restaurante a su Ex, por ejemplo. Una Reina de Copas sufre procesos de duelo, de destrucción de un afecto y de reconstrucción de sí misma.

La Reina de Copas podría presumir de independencia y autonomía pero en absoluto es feminista. Para mí, es el mejor personaje de la corte femenino del mazo... Para ver alguna de estas Reinas de Copas y Varas en acción, les recomiendo que visiten la filmografía de uno de los grandes directores franceses, Claude Chabrol...

¿Y si TheConsultant es un hombre?

Los hombres que aparecen representados en una Reina son todos, sin excepción, Niños de Mamá, en este caso, Niños Mimados de mamá.

EL Reina de Copas es un individuo de personalidad indefinida, acuosa, maleable cuya única necesidad es la de ser recompensado, recordado. Uno de esos tipos que se ofenden si se te ha olvidado su santo, o el día que iba a ensayar esa obra, etcétera, y que cada cierto tiempo, con alguna frecuencia, mencionan a su mamá y alguna oscura habilidad nueva o deslumbrante. No en modo comparación, en absoluto. Más sutil. Esos que aseguran que los mejores platos que han comido jamás en su vida son las estatuas de arroz con una salsa roja espacial que hacía su mamá... Hablan con ella por teléfono casi todos los días, mantienen una comunicación fluida y armónica, la visitan con frecuencia... amor de hijo, dice La Papisa, siempre que viene (todas las semanas) se lleva unos tupperware con cosas, algunas veces, cuando su nuera no puede ir a comer, pues se viene aquí, total, vivimos cerca y yo estoy muuu mala!. Oh, qué buen chico. ¿Buen Chico? jajajaja

Esta indefinición o más exactamente, esta proximidad con la mamá, solo habla de indefinición. De camaleón. De Hombre Invisible. Tan neutro, tan predecible, tan ordinario y corriente en sus gustos que casi causa admiración ese estado vegetativo, cercano al de una Inteligencia Artificial en un entorno seguro y predefinido. Este hombre es una suma tamizada de los otros hombres que aparecen representados en Reinas de Copas. Es exactamene lo que LaPapisa quería que fuera su hijo. Así, practican deporte por salud y no por estética, tienen una imagen estereotipada de las relaciones de pareja, tienden a quedarse con la primera mujer que les folla, son fieles absolutamente y son leales en función del vínculo que tienen con unos y otros. No tienen opinión propia acerca de nada. Tienen tabús, prejuicios y ese pensamiento simplista que anula cualquier tipo de pasión. Son estrictamente de centro. Centro en todo. Pero no el centro de nada.

Este individuo podría ser el equivalente a un Hombre Normal En Una Vida Normal. Pónganle tanto gris como deseen.


Un ejemplo Tirada a Una carta


¿Qué debo interpretar si me aparece esta Reina de Copas como respuesta a la pregunta oracular << Cómo debo afrontar el día de hoy >>? ¿Que sea amable y dulce o algo así?

No.

Si TheConsultant es mujer sugiere que adopte una posición templada, prudente, reflexiva. Que escuche pero que piense bien la respuesta. Que intente evitar la provocación. Es un día muy bueno si logra mantenerse a salvo de las perturbaciones que la rodean. Use su lado más dulce. Haga oídos sordos a las críticas o los rumores y trate de aislarse, de alejarse del ruido que la rodea. Son tiempos revueltos. No ambicione grandes cambios, céntrese en lo pequeño, en los pequeños logros, solo así obtendrá ventura.

Si TheConsultant es hombre sugiere que tiene que intervenir, actuar, hacer o decir. El silencio o delegar en otra persona esperando que su acción sea venturosa para usted es una ilusión. Tiempos revueltos le rodean y no es tiempo de esconderse bajo las faldas de mamá esperando que el temporal cese. Ha llegado el momento de enfrentarse, con cierto coraje y determinación, contra ese ruido que amenaza su estabilidad o su tranquilidad. Déjese de simplezas infantiles y actúe, haga lo que sabe que tiene que hacer. Sí, amigo, la vida mancha...


La salud de las Reinas de Copas y Varas


Una Reina de Varas es una Emperatriz enferma que tiene que empezar a cuidarse, a tomar decisiones que afectan a su salud. La fuerza física de la Emperatriz, esa que se agolpaba en la Sota de Varas, está a punto de venirse abajo. Y ella, la Emperatriz lo sabe. Sabe, porque lo ha tenido su madre y su abuela que eso que tiene es cáncer, sabe que ese dolor de la cadera viene desde aquella caída en el hielo hace ya unas semanas y no se va, sabe que ese dolor de cabeza que tiene y esa visión borrosa y esa desconexión que sufre con el presente no es un don. La Reina de Varas es, por lo tanto, la reina de la enfermedad (o lesión), ¡la que está verdaderamente jodida!

La Reina de Copas tiene una salud de hierro. Es lo que da estar en paz con uno mismo, salud de hierro pero no invulnerable a virus con o sin corona, bacterias de formas aterradoras y otros seres microscópicos de aspecto horripilante. Pero obviamente, si uno de esos virus fuera lo suficientemente letal, TheConsultant no aparecería representada en una Reina de Copas. No hace sobreesfuerzos físicos, está más en línea con cualquier actividad que suponga un poco de desgaste físico con un valor "espiritual" añadido: yoga en todas las variantes occidentalizadas y convertidas en rutinas de ejercicios gimnásticos con brochazos toscos de buenismo de origen indostánico, tai-chi y otras variantes gimnásticas de dos sílabas, etcétera



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