El Infierno (IV): LA TORRE (La Vía Alegórica)



(Conjeturo que saben nada o muy poco de tarot y absolutamente nada de filosofía esotérica occidental, de numerología o de cábala. Supongo también que usan con frecuencia su "don" más preciado, la IMAGINACIÓN. Y que no tienen miedo a equivocarse.)

La Torre, llamada en algunos mazos del siglo XV, La Casa de Dios, es la cuarta forma de entrar en el Infierno. La Torre es la alegoría del infierno que provocamos nosotros lanzando un rayo sobre nuestra Zona de Confort, territorio que engloba a personas, animales, plantas y objeto de cualquier índole. También incluye ideas inservibles, creencias falsas a las que hemos sido fieles hasta hace poco, justo hasta el momento en el que la realidad ha demostrado la inutilidad o invalidez de dichas creencias. La Torre es una decisión personal de provocar un cataclismo para acabar con todo eso que, a nuestros ojos, tan certeros como los de cualquier dios, es tóxico, nocivo o va contra todo lo que creemos, pensamos o sentimos.



En esta carta no hay remordimiento, ni arrepentimiento ni compasión: ha llegado la hora de lanzar un rayo destructor, hacer sonar las Siete Trompetas, abrir los Siete Sellos y dejar vagar a los Cuatro Jinetes del Apocalipsis por nuestra Zona de Confort, nuestro mundo, deshaciéndonos de todo eso que solo nos provoca dolor, tristeza, ira, miedo o asco.

La Torre es ese instante anterior a tomar una decisión que cambiará, de una forma determinante, la vida de LeConsultant (para bien) y la de los demás (internándolos en el infierno de indeterminados niveles que nuestra imaginación es capaz de construir). La Torre es la alegoría del "despertar y actuar en consecuencia", de tomar conciencia de todo eso que realmente no necesitamos más pero que, hasta este momento, aún está en nuestro territorio emocional haciendo provocando exclusivamente emociones tóxicas.

En un nivel más profundo de interpretación, la Torre es la alegoría del Desapego a una determinada forma de ver la vida, el mundo y a sus habitantes. Es reestablecer cierto grado de autonomía e independencia, de afirmación de la propia voluntad sobre la de los demás. Es hacer una gestión inteligente de las emociones, mantener la calma y el sosiego y, con paso firme, sin desfallecer, deshacernos de toda la basura ideológica que nos tiene aferrados a una forma de vivir que no cuadra con nuestras expectativas ni con nuestros deseos.

La Torre es la alegoría, así, de lo que podemos entender con ese palabro muy desafortunado: "empoderamiento". La reivindicación de que las mujeres tienen los mismos derechos que los hombres es esta Torre, si LeConsultant actúa, en un nivel íntimo y privado conforme a esta idea, si borra los micromachismos y la actitud paternalista o no acepta el paternalismo como forma de comunicación.



Los padres que fuerzan a sus hijos a abandonar el hogar paterno y a vivir la vida, los que no permiten más que alguien les trate como si fuera un/a subordinado/a o un/a esclavo/a, los que renuncian a sacrificarse, los que abandonan los hábitos de cierta mojigatería, los que se atreven, los que tienen coraje para anteponer su propia felicidad a la de los demás, los que renuncian o abandonan antes de ser derrotados en humillante batalla están en esta carta. Es el triunfo del orgullo pero no de la vanidad; el triunfo de la razón sobre el impulso irracional o el miedo; es la victoria que esconde una derrota: todo ese tiempo perdido o malgastado en no perseguir nuestros sueños de felicidad hasta que el rayo destrozó la Torre de una zona de confort poco confortable.



Esa es una Tirada a Tres que permite determinar el estado de una relación entre dos personas, A (Posición 1, LeConsultant) y B (Posición 3, el/la Otrx).

En una interpretación sencilla, esa Torre supone que A se ha desprendido de B pero eso no implica que B se haya dado cuenta, que B haya interpretado correctamente que A ha abandonado el tipo de relación que mantenía o que B olvide fácilmente y trate, de una forma u otra, de regresar al sitio del que ha sido expulsado, algo verdaderamente raro.

En una interpretación algo más compleja, A está tomando conciencia de que el tipo de relación que mantiene con B, sea como sea B, sea del tipo que sea la relación que lleva, no es buena, ni sana ni enriquecedora. Y debe tomar una decisión. No es un cambio superficial, es una decisión personal de expulsión, de rechazo, de nunca más así, esto contigo...

Para comprender el alcance de esta decisión deben comprender que es una entrada en el Infierno. Y esto quiere decir que ni es fácil, ni es agradable, ni es sencillo. Se mezclan sentimientos y emociones complejas que dificultan la racionalidad. A está en un punto de inflexión, en el punto justo anterior a activar el mecanismo que pone en marcha una bomba que amenaza con destruir, quizá para siempre, su propia Zona de Confort. Pero no es un suicidio ni un acto kamikaze: es la necesidad de tomar las riendas de mi vida y determinar, con cierta precisión, que es lo que ya no quiero más. No incluye saber qué es lo que quiero, pero por alguna parte hay que empezar.

Al ser la última de la serie "Infierno" y encontrarse en la mitad emocional del mazo, hay que entenderlo como decisiones de madurez emocional, de fijación de límites y de destrucción de todo lo que sea necesario si con ello alcanzo cierto grado de paz mental, física y emocional. La decisión de abandonar la empresa familiar y dedicarme a la meditación, abandonar a mi pareja porque nada me satisface ni me aporta felicidad a pesar de tener hijos pequeños con esa persona, la decisión de denunciar a mi maltratador y llegar hasta el final, hasta donde haga falta o sea necesario, desapegándome incluso de mi espacio físico vital (mi casa, mi barrio, mi ciudad) están en esta carta. La decisión de cerrar puertas a la intolerancia, a la barbarie de los Otrxs están aquí.

¿Cabe el diálogo, la reconciliación, el retorno al punto anterior? Como escribía Kafka, "Hay un punto en el camino más allá del cual todo retorno es imposible. Ese es el punto al que hay que llegar". Y ese punto es esta Torre herida por nuestro rayo destructor.

Pero piensen y añadan más alegorías de la Torre que dios destruye. Y háganse preguntas tontas: esos personajes que caen en el abismo, ¿se están lanzando al vacío (están huyendo) ante la fuerza destructora del rayo o los están empujando? cuándo mandan al carajo a alguien, ¿lo empujan o se lanza por sí mismo al vacío? ¿habrá alguno que intente quedarse en la torre confiando en que el rayo no sea tan destructor?. ... Piensen y diviértanse!


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