La Corte (IV): EL EMPERADOR (La Vía Alegórica)



Así como la Papisa y el Papa son el Poder Eclesiástico (que incluso está por encima del propio Napoleón tal y como se ve en ese cuadro), La Emperatriz y el Emperador son el Poder Civil. Metafóricamente, la pareja de Papas, son la encarnación de la Ley, mientras que la pareja de Emperadores son el Orden. O si lo prefieren: El Papa fija los parámetros de todo eso que va contra la Ley de Dios (un eufemismo fabuloso para perpetuar el supremacismo masculino en el que se fijan los parámetros que, aparentemente, convierten a los hombres en "buenos" o "malos" y a las mujeres en "santas" o "putas"). El Emperador determina cómo hay que comportarse en las calles y en las casas para no saltarse esa ley.

El Emperador es la alegoría del Jefe De Todo Esto, es decir, el que convierte en ley (prohibiciones, castigos, premios) todo eso que solo está esbozado en ese silencio acusador del Papa cuando dices una blasfemia delante de él, algo que no se verbaliza sino que se siente; delante de un Emperador la misma blasfemia puede incluir castigo corporal y violencia de toda índole. El Emperador es el brazo armado del Papa, la Inquisición. Es el Boss de su Zona de Confort, el que manda, el que debe ser obedecido, atendido y cuidado, el que debe ser respetado porque una ley "divina" así lo dice. El Emperador puede usar la persuasión, las herramientas de la retórica para convencer o forzar la voluntad de Otrxs (cualquiera que entre en su Zona de Confort), pero si no funciona o no tiene esas herramientas, no dudará en emplear un complejo sistema de castigos, generalmente arbitrarios, convirtiendo cualquier Zona de Confort en el Imperio del Confort no tan confortable.


El Emperador es la alegoría de la Supremacía Masculina, del machismo más decimonónico y reaccionario, el más conservador. Ese que perpetua la desigualdad y que moraliza la pobreza. Ese que garantiza que nada cambiará aunque todo a nuestro alrededor cambie. Y en este sentido, el Emperador es la alegoría de Mejor Malo Conocido que Peor por Conocer, un conservadurismo refractario a cualquier novedad que pueda provocar una perturbación tal que destruya, aunque sea parcialmente su Zona de Confort. Este afán conservador se mezcla con el de protector pero en el sentido de impedir la entrada de cualquier elemento extraño, desconocido o ignorado: protege la Zona de Confort de cualquier injerencia exterior. De alguna forma, en su versión más horripilante, el Emperador es una alegoría del régimen de Kim-Jong-Un en Corea del Norte.



Para el Emperador, su imperio está habitado por súbditos que le deben respeto, admiración, temor reverencial y, en algunos casos, agradecimiento. En este sentido, para el Emperador no hay personas solo Súbditos, de ahí que sea más importante la forma que el fondo, la apariencia más que la verdad. Así, por ejemplo, se mostrará en contra de que su hija de catorce tenga un aborto sin pensar, ni por un solo segundo, en los intereses de su hija o en su bienestar, sino que solo piensa en la "mancha" que tiznará su imperio imaginario, dirán de él que es un mal Emperador, qué hará para que su hija se haya quedado embarazada...así que castigará a su hija convirtiéndola en proscrita, en no aceptable en la misma mesa donde comen los demás... nunca jamás preguntará si se encuentra bien o mal, solo le interesará que ella no cuente nada de todo esto, que se quede callada y que si le preguntan que diga que No, ¡está el prestigio de la familia, del apellido, de la estirpe en juego!


Ese hombre que ven ahí es Fillipo Maria Visconti en el único retrato que existe de él sin barba. Si, como asegura Michael Dummet, es Bianca Maria Sforza la diseñadora del Cary-Yale, o Tarot Visconti, el Emperador sería, no tanto el propio Fillipo Maria, un personaje fascinante, una especie de Falstaff shakesperiano, burlón, amante de las fiestas, de las mujeres y de los hombres, como de la familia Visconti, creyentes en la fe de ser descendientes directos del Dios Júpiter (atribución que, más adelante, en los siglos XIX y XX, se hará en formato astrológico) fijando su residencia en el castillo de Porta Giovia, la puerta de Júpiter.



El Emperador, por cuestión del trabajo que desempeña (gobernar sobre todo lo que se mueve en su territorio) es directo, brutal a veces, fanfarrón, dicharachero, simpático y osado. Pero también ve amenazas en todas partes y muy especialmente en todo aquello que sea una falta de Virtud o una señal de desobediencia. El Emperador imagina inverosímiles tramas conspiranoicas pero básicamente por una razón: no tiene opinión formada sobre nada en particular y, por lo tanto, el miedo ocupa un amplio espacio en su mente. Así, el Emperador es la alegoría de la Sociedad Burguesa, esa que necesita de la desigualdad para mantenerse y conservarse y que premia los valores tradicionales. Por supuesto que hay liberales entre los Emperadores, pero siempre se defenderán, con medidas y leyes que no lo son (delimitar en qué parques públicos puede practicarse sexo y en cuáles demuestra que, no sólo no estamos en contra de los amores efervescentes de verano, sino que señalamos un sitio en donde, con vigilancia discreta, podremos protegerles de voyeurs, exhibicionistas y otros especímenes (¡oh, qué bien, podemos practicar la postura 36 del Kamasutra entre las azaleas!) sin preguntarse primero, ¿pero estaba prohibido, donde estaba escrito?). El Emperador no se hace preguntas, no cuestiona, no tiene su propia opinión, solo obedece un mandato "divino": mandar sin preguntarse si las órdenes que recibe del Papa sirven o no...

El Emperador ejerce un poder absoluto y no cabe oposición contra él o sencillamente no se puede ir contra el Emperador...



Enviar a sus hijos a un internado en una pradera de Irlanda o entre una multitud de vacas en Montana, no para que aprendan inglés, que también, sino para alejarles de los peligros inherentes que tiene vivir en ciudades en las que la desigualdad alcanza niveles indecentes está en este Emperador.

Pero el Emperador, en su mandato, solo ve Súbditos, almas cándidas y obedientes como ciertas mascotas, destinados, por mandato "divino" a servirle, obedecerle y premiar su esfuerzo encomiable, esa nómina que llega a fin de mes y que les permite comer, beber y vestirse ¡a su costa!. La racanería, la avaricia también están en El Emperador. Y el autoritarismo ciego también. Y la Injusticia, porque no analiza una situación en su conjunto, sino que solo ve cuántas leyes "divinas" se han incumplido y por lo tanto castiga desproporcionadamente esas faltas.



El Papa o Hierofante es la alegoría de la Ley Divina que rige las relaciones entre hombres, mujeres y viceversa. Es el que define la moralidad o inmoralidad, lo virtuoso de lo pecaminoso, lo lícito de lo ilícito. El Emperador transforma esta Ley Divina en la "Ley de los Hombres y de Esos Seres Extraños Que No Son Hombres (mujeres, niños, ganado) o No Son de Aquí (extranjeros, inmigrantes, izquierdistas, artistas, escritores y esa fauna sin oficio ni beneficio, drogadictos, alcohólicos (excepto si conoce a alguno, que se convertirá en "enfermo")....". Expertos, por arte de magia, en moda, peluquería, estética, fijan patrones de vestuario y aspecto exterior acordes con sus propias leyes: si Emperador está multitatuado, será una señal de pertenencia al grupo hacerse un tatuaje; en caso contrario, el Emperador verá indicios de amotinamiento, de sublevación, de rebelión pudiendo llegar a decir que "esos de ahí, han salido todos a su madre (o familiar del linaje femenino), unos mierdas"...

La Papisa es la interpretación estricta y rigurosa de la Ley Divina haciendo las funciones de Papa. Al ser mujer en una sociedad machista (estamos en el siglo XVI y XVII, en el XX y en el XXI) se ve obligada, por sí misma, a demostrar que es SuperPapa, más papista que el Papa, más radical, más brutal, más riguroso. Mayores las expectativas de que sus novicios triunfen, más esfuerzos y sobreesfuerzos para hacer realidad sus fantasías: más abnegación, más sacrificio, más castidad, más sumisión. La Papisa garantiza la ausencia de Papa. El Papa garantiza la existencia de una Papisa...



La Emperatriz es la versión más humana que es capaz de alcanzar el Imperio, la más paternalista, la que considera la infatilización y el descerebramiento de la población en general, como grandes éxitos. Así, La Emperatriz trata de conservar a sus hijos a su lado y para ello, deduce ella, basta con tenerlos bien atendidos de acuerdo con las normas del Imperio (las que tendría ese imperio si hubiera Emperador. Pero no hay). Hay obediencia, pero la Emperatriz está más predispuesta a ser desobedecida y considerar el sufrimiento que eso conlleva como una cualidad maravillosa que a imponer su voluntad. Son Hijos....


Esa es una Tirada a Tres básica que solo sirve para determinar cómo debe enfocar A (LeConsultant, 1) la relación que mantiene con B (Otrx, 3). A y B están representados por Figuras de la Corte, un arcano mayor define el estado del alma con el que LeConsultant ve o enfoca la relación con el/la Otrx.

En general, en una interpretación de primer nivel, básica, el Emperador es la alegoría del Orden que se obtiene a través de la aplicación de la ley, ya sea humana o ya sea divina. Este Orden, como no podía ser de ota forma, es patriarcal (de ordeno y mano) y paternalista (de sumisión al hombre y sus enrevesados designios).

En este sentido, si A es hombre y la pregunta está relacionada con el Amor, se podría interpretar que es una relación jerárquica, sexista, supremacista masculina y que A está contento con ello. Si A es mujer, entonces está en una relación claramente asimétrica, en la que intenta ser, por todos los medios, eso que B se supone que quiere, siendo B la zona masculina de la relación. Es decir, A está aceptando un determinado papel secundario en la relación, forzando ser tan sumisa, obediente y servicial como se supone que debe ser una mujer virtuosa de acuerdo con el criterio de un Emperador.

En relaciones laborales o familiares, existe una jerarquía y esa jerarquía es irrompible e indestructible. En general, los personajes de oros están más cerca del Emperador. Con el Emperador en la posición 2, un personaje de copas en A indica forzar una situación, llevarla al terreno del "ordeno y mando", quizá porque LeConsultant requiere en este momento de determinación para mostrar quién es el jefe o quién manda aquí o ha llegado el momento de tomar decisiones que no van a ser del gusto de todos... Un personaje de varas es la acción intrépida de LeConsultant por conquistar (sí, en términos militares hablan estos individuos) a B, arrancarle la ropa y demostrar o a) soy más viril que la virilidad misma o b) soy reina en la calle y la más puta del rey: un exceso, una sobreactuación perturbadoramente machista ...Uno de Espadas piensa que mostrarse de acuerdo con el patrón definido por la Ley Divina es más seguro que mostrarse tal y cual es, con vulnerabilidades, inseguridades, timideces varias y otras lindezas. Es el aire de falsa seguridad en uno mismo... Un personaje de Oros... Oh! Emperadorcitxs!

Muy bien, pero... de lo mío, lo de las mellizas de China... ¿va a ir bien?

No lo sabemos pero hay que suponer que sí. Al menos sabemos que todos los requisitos, todos los papeles y los permisos, los de las autoridades de aquí y las de los chinos están perfectos. Solo queda esperar, dice ese Emperador, dice el Orden...

Es muy importante que usen ese "don" que les diferencia de otros seres sintientes, la IMAGINACIÓN. Y es más importante aún que se diviertan. Pueden dejar sus ruegos y preguntas en los comentarios, pero nada más que eso. El resto es ruido, a veces, ensordecedor... mientras tanto, disfruten!


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