Los Apegados (II): EL ERMITAÑO (La Vía Alegórica)



El Ermitaño no nace como monje. En las primeras ediciones del tarot, los visconteos y similares, se identifica con El Tiempo y su inmenso poder destructor. Así que El Ermitaño es la alegoría de lo que queda después de que el tiempo ha acabado con todo: con el poder de papas y Emperadores, con la Fama y la Gloria de los advenedizos, incluso con las promesas imposibles de cumplir de esos contratos vinculantes repletos de cláusulas abusivas que están en Los Amantes. Es el Tiempo lo que pone fin a una relación en la que se ha acabado el Amor erótico festivo, el que pone fin a una relación materno/paterno-filial, el que termina con nuestro poder de Papas (los tiempos cambian y nuestras ideas quedan anticuadas, retrógradas). De alguna forma, el Ermitaño es el apego a un tiempo pasado que, aparentemente, fue mejor.



En los mazos franceses, ese viejo con muletas que aparece en los visconteos, se reemplaza por un monje capuchino con una lámpara. En el mazo de Catelin, el que tan orgullosamente ha llevado a su casa, el Ermitaño es viejo pero no usa muletas y un pequeño farol ilumina su mano. Que ahora sea un capuchino (los capuchinos nacen en 1528 como una escisión de los franciscanos, defendiendo una vida eremítica y de ayuda a los más desfavorecidos por la Fortuna, y tienen alta consideración entre la población de las ciudades francesas del siglo XVI) lo convierte en una alegoría de la Vida Retirada dedicada al cultivo de algún tipo de espiritualidad basada en la ayuda desinteresada a los más desfavorecidos. Pero no hay compasión en el Ermitaño, solo un trabajo, una forma de vida.



Por estar detrás de la secuencia de los Personajes del Poder Terrenal, del poder del dinero y de la fama y la gloria, más allá del Amor Cortés y su catálogo de reglas imposibles, se puede entender como una retirada de la vida mundana de forma voluntaria después de que el paso del tiempo (una mala racha o muchas malas rachas seguidas) haya acabado con nuestra forma de vida tal y como la conocíamos. Una tragedia se esconde en el retiro del Ermitaño: un fracaso sentimental, un divorcio después de muchos años de convivencia aburrida sujeta a las normas de los Amantes, no por previsible menos doloroso, el cierre de la empresa en la que trabajamos infatigablemente durante años, una enfermedad que nos obliga a abandonar actividades que antes nos proporcionaban placer... No es duelo ni llanto ni tristeza. Es solo un estado de retiro, de soledad, de convivencia con uno mismo tratando de entender o comprender las claves de por qué una causa y un efecto, por qué a mi y no a ese... buscando en algo parecido a una divinidad, en algo ajeno a nosotros al culpable de nuestra desdicha o al único que puede salvarnos... regodeándonos en una forma de ser que es incompatible con el Zeitgeist, el espíritu de los tiempos, apegados a una forma de hacer las cosas, de pensar las cosas que solo nos trae desdicha. "No quiero pareja ahora mismo, no me interesa ahora meterme en una relación, porque estoy cansado...." es un eufemismo precioso para negar la realidad: su forma restrictiva y anticuada de tener "pareja" es incompatible con sus deseos pero ha optado conservar su concepto arcaico de "pareja" con lo que elimina la posibilidad de tener una de acuerdo con nuevos patrones, ideas o reglas. Está apegado a su forma de ver "pareja", posiblemente útil en el pasado (no en vano antes fue Papa) pero inútil en el presente en el que el Tiempo ha cambiado todo, empezando por su cuerpo físico...



El farolillo que lleva el Ermitaño en la mano se debe a una leyenda o cuento muy difundida en la Europa del siglo XVI y siguientes: Diógenes buscando, por las calles de Atenas, a una persona honrada creyéndose a sí mismo facultado para determinar quién es honrado y quién no y creyéndose a sí mismo, honrado. En sentido alegórico, el Ermitaño es el Apego a Uno Mismo y a las forma particular de ver el mundo, un mundo cambiante y dinámico en donde nada es blanco o negro ni gris, donde no hay una verdad absoluta y en donde las Redes Sociales han modificado la forma de relacionarnos y aprender. El Ermitaño cree que sus principios y valores son muy buenos, así que busca a personas que, como él, se hayan quedado inmunes, ideológicamente y emocionalmente, al paso del tiempo. El Ermitaño niega todo eso que altera su visión del mundo así que todos los jóvenes de ahora son una "juventud perdida", "con tanto móvil no saben hacer nada", "antes vivíamos mejor, sabíamos qué había que hacer, pero ahora, con esta promiscuidad, esas modas de ser bisexual u homosexual... ". Pero el Ermitaño ha perdido poder, así que se refugia en su soledad....



¿Quiere esto decir que El Ermitaño se puede referir a un Viejo Solitario en una tirada cualquiera? o ¿cómo hay que interpretar este arcano, alegóricamente?

El Ermitaño es la alegoría de un Rey Emérito, un Ex-Presidente de una república cualquiera, un Ex-Papa (gracias, Benedicto!) un Ex-Cargo Importante (por eso ocupan una posición en el mazo por encima de Papas, Emperatrices, Courtesans, Carros y Amantes), son pero ya no son, hablan, dan conferencias y charlas pero ya nadie les reconoce, no son importantes o no más que un secundario con frase en una película. Y sin embargo se aferran a su cargo, lo imprimen en sus tarjetas de visita, les da caché, ¡Oh, el Sr/a. Ex-Presidente/a Don/na Nadie, que importante FUE usted!.....Arrastran el peso de su fama y hablan desde la aparente experiencia que ha sido dejar de ser, por un tiempo, un Don Nadie... ese instante en el pasado reciente o remoto en el que amamos y nos amaron hasta el punto de que de tanto amor, gastamos el amor y lo que hasta ayer era un fuego abrasador hoy no es más que la fotografía de un incendio... pero aún queda un recuerdo sinuoso, lo justo para saber que no queremos repetir esa experiencia, ya sea porque fuera el Paraíso, que termina aburriendo, ya fuera el Infierno, al que nunca queremos volver. Y ahí, en una especie de retiro emocional, escuchando nuestras canciones favoritas, haciendo algunos excesos aparentemente prohibidos en esa memoria imaginaria (El Diablo se muestra como la cara B de estx "monjx"), abrazando diversas formas de budismo occidental o de cosmovisión angelical, convirtiendo aquella fantasmagoría y nuestra imaginaria forma de ser en el mundo en aquel tiempo, lo más valioso, así que renunciamos a vivir esa experiencia otra vez. No cerramos la puerta: ¡es que no estaba abierta!.



Pero el Ermitaño no es, en absoluto, una persona "espiritual" o con misticismo pop. El Ermitaño solo ha renunciado a la vanagloria, a la fama, a la paternidad/maternidad, a dios, al aparente apego a la riqueza, al sexo y ha abrazado cierto tipo de comportamiento maniático, rutinas del pasado que no tienen ningún sentido en el presente pero que, mecánicamente, se repiten a modo de mantra vital. Austeros sexualmente, no están interesados en esas pequeñas batallas de clubs a altas horas de la madrugada, el coqueteo, la seducción, la vanidad de atrapar a esa persona inatrapable... ya no, demasiado cansado, además... qué no, no tengo ganas...



El Ermitaño protege su vida íntima del acoso de los demás. No lo confundan con asocial, El Ermitaño solo se aisla voluntaria y conscientemente (¿cree que los capuchinos secuestran a sus novicios?) en un mundo ascético, riguroso, alejado de la belleza, de la luz que desprende esa sábana ondeando al viento, del fulgor del grito contenido de un orgasmo en una tienda de ropa...

El Ermitaño, los ermitaños, se abrazan a una idea inmovilista e imposible: el tiempo no ha transcurrido, así que lo que se supone que servía en el pasado, debería servir exactamente igual en el presente. Así El Ermitaño es la alegoría de Cerrar los Sentidos al Mundo... Y así hay que entenderla: vivir de espaldas a la realidad, a lo que somos capaces de percibir con nuestros sentidos de una forma objetiva. Nuestra realidad se ciñe a casa-trabajo-casa-trabajo-alguna reunión social-casa-trabajo-dormir-comer-dormir-comer-hacer ejercicio (poco) - casa-trabajo...-trabajo-casa-casa-casa... durmiendo boca arriba con los brazos cruzados sobre el pecho esperando la muerte...



Oh, clarísimo... pero verá estoy esperando unas mellizas chinas este año, ¿cómo lo ve?....

¿Cómo debería interpretar El Ermitaño en una Tirada a Una carta? ¿Cómo un asceta buscando la Iluminación? No.

Para una situación dada, el Ermitaño contesta con un atasco mental y emocional de LeConsultant, un apego a una situación traumática del pasado que aún afecta a su presente y que impide tomar las decisiones más correctas. O a esfuerzos vanos a lo largo del tiempo que no han traído las consecuencias esperadas ni los van a traer. ¿Las mellizas, por ejemplo? Queridx amigx, sería interesante que abandonara la idea de que sus mellizas vayan a venir este año. Quizá no vengan nunca. Quizá todo lo que ha hecho no ha servido para nada, quizá todos esos esfuerzos, todo ese dinero gastado, todo esa energía invertida se pierdan en el tiempo como lágrimas en la lluvia. Ha pasado mucho tiempo desde que empezó su proceso de adopción, han pasado muchas cosas y la ilusión ya ha desaparecido. Y usted es más viejx, ya no tiene esa energía que tuvo y aún cree tener. Aparecen trabas nuevas, nuevos requisitos, nuevos requerimientos cada vez que al gobierno de turno se le ocurre... abandone la idea, reclúyase en una torre de silencio y deje morir, despacio, la esperanza de que esas chicas aparezcan...



Esa es una Tirada a Tres que solo sirve para estimar, con cierto grado de precisión, en qué momento se encuentra la relación entre A (LeConsultant, 1) y B (Otrx, 3) siendo ambas Figuras de la Corte.

Si A y B se acaban de conocer o no mantienen ningún tipo de relación tipificable o nombrable, ese Ermitaño asegura que, sea como sea B de interesante, sea del sexo que sea, sea acorde con el gusto general de A en un 100% o más, esa A jamás tendrá una relación que pueda ser nombrada con esa B. A prefiere cualquier forma de soledad y retiro de la vida sexual activa a cualquier tipo de relación que incluya sexo. Es una reclusión voluntaria no forzosa, autoimpuesta, libremente elegida. El miedo está aquí, miedo a repetir una experiencia que ya salió mal antes y de la que LeConsultant no extrajo ninguna lección: aún se siente Papa o Emperador o Papisa o Emperatriz y cree que no hizo nada mal.

Si A y B mantienen un contacto más cercano, El Ermitaño asegura una Relación de Piloto Automático en la que ambos pueden estar juntos pero separados emocionalmente. El vínculo que existía entre ambos no existe más allá de las formas, de las maneras y de las costumbres. No hay comunicación de ningún tipo que implique algún sentimiento, no hay emoción en la relación entre A y B. El tiempo lo ha deteriorado todo hasta convertir el amor en un residuo industrial. No hay ni amistad, solo una comunicación superficial, intrascendente, banal. Sólo se conservan las formas del pasado, aquellos tiempos en los que parecíamos una pareja y que, a los ojos de los demás, aún parecemos: vamos juntos a barbacoas y fiestas, a cumpleaños y ferias, vamos a fiestas infantiles o a Disneyworld, sonriendo todo el tiempo, parecemos "tan unidos", hacemos "tan buena pareja"... y cuando acaban los fastos vuelve el silencio, cada uno a lo suyo, hace meses que no veo tu cuerpo desnudo, meses que no hacemos algo juntos y solos que sea divertido, esos días de LSD y rosas... es impensable separarnos, impensable para mí, impensable para nosotros, así que procuramos no molestarnos demasiado... ¡Oh Ex-Emperadores!¡Ex-Emperatrices!...

Pero piensen... y diviértanse!



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